LA FERIA DEL HUESO EN LA CDHM: MÁS ASPIRANTES QUE APTITUDES
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Miércoles 09 de julio de 2025
La elección del nuevo o la nueva titular de la Comisión de Derechos Humanos del estado de Morelos (CDHM) será un hecho crucial para garantizar la defensa de los derechos fundamentales en la entidad. Sin embargo, como ocurre cada vez que el Congreso local abre la convocatoria para cargos de esta envergadura, se desata la ya conocida “feria del hueso”.
La lista publicada el 7 de julio en la Gaceta Legislativa, con 28 aspirantes inscritos para comparecer este 9 de julio, es prueba de ello. Décadas de presenciar estos procesos me han mostrado que, en este desfile de ambiciones, muchos se inscriben atraídos por el prestigio del puesto (y los lucrativos salarios mensuales), aunque sus trayectorias disten de cumplir con los requisitos necesarios. De los 28 nombres, apenas unos cinco parecen tener el perfil para convertirse en ombudsperson.
En esta larga lista de aspirantes, solo un puñado destaca por su experiencia sólida en derechos humanos, conocimiento del marco legal y una trayectoria que inspire confianza. Los demás, con todo respeto, parecen responder más al espejismo del cargo que a una verdadera vocación por la justicia. No es raro encontrar en estas convocatorias a personas con méritos dudosos, currículums inflados o nula experiencia en la defensa de derechos fundamentales.
La CDHM no es un espacio para experimentos ni para satisfacer egos; exige un liderazgo probado, capacidad de diálogo con víctimas y autoridades, y un compromiso firme con los principios éticos. Sin embargo, la “feria” siempre atrae a quienes, quizás con buena intención, sobrestiman sus capacidades.
La responsabilidad de elegir al próximo ombudsperson recae en los diputados del Congreso de Morelos, quienes deberán separar a los candidatos idóneos del resto. Pero la gran incógnita es: ¿se guiarán por criterios objetivos o por las consabidas negociaciones políticas? La historia de procesos similares en Morelos no invita al optimismo. En el pasado, hemos visto cómo los intereses de partido, los favores políticos o las cuotas de poder han prevalecido sobre la idoneidad.
Si los legisladores quieren recuperar algo de credibilidad, deberán priorizar indicadores claros: experiencia en derechos humanos, independencia política y un historial ético intachable. Entonces, ¿qué indicadores deberían guiar esta elección? Primero, una trayectoria verificable en la defensa de derechos humanos, con resultados concretos como casos litigados o acompañamiento a víctimas. Segundo, un conocimiento profundo del marco legal nacional e internacional en la materia, pues la CDHM no puede estar en manos de improvisados. Tercero, habilidades de gestión para navegar burocracias y manejar recursos limitados. Cuarto, independencia absoluta de grupos de poder, sean políticos, económicos o sociales. Y quinto, un compromiso ético que haga del ombudsperson un referente moral en un estado donde la confianza en las instituciones está erosionada.
La ciudadanía de Morelos merece un ombudsperson que no solo ocupe el cargo, sino que lo dignifique. La “feria del hueso” podrá seguir atrayendo a decenas de aspirantes cada vez que se abre una convocatoria como esta, pero el Congreso tiene la obligación de elegir con base en méritos y no en componendas. De los 28 nombres en la lista, solo unos pocos están a la altura del desafío. Los diputados tienen en sus manos la oportunidad de romper con la tradición de decisiones mediocres. Si no lo hacen, la CDHM seguirá siendo un cascarón de buenas intenciones, y los derechos humanos en Morelos, un discurso sin sustancia. La pelota está en su cancha, y la ciudadanía está observando.