LA INGOBERNABILIDAD DE HUITZILAC
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Miércoles 15 de mayo de 2024
En enero de 2002, es decir hace 22 años, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) declaró como “zona ingobernable” al municipio morelense de Huitzilac. ¿Por qué?
Porque, desde siempre, la problemática general de Huitzilac se ha vinculado a la polarización social entre grupos y la explotación indiscriminada de las dos principales actividades económicas: la tala de bosques y la extracción de tierra de monte, ambas ilegales.
A pesar de la supuesta “regulación” de las autoridades federales y las constantes advertencias de la actual Fiscalía General de la República (FGR), sigue implacable el corte clandestino de árboles. Lo anterior causó un grave daño al corredor ecológico Ajusco-Chichinautzin (decretado como área nacional protegida el 30 de noviembre de 1988), consistente en modificación del entorno por desecación, deforestación, construcción de caminos, crecimiento poblacional, erosión, abatimiento de manantiales, extracción ilegal de flora, fauna silvestre y tierra; caza furtiva, ganaderización, incendios provocados, cambios de uso del suelo, presión en el uso del mismo por los elevados precios derivados de las actividades de bienes raíces, etcétera.
Es importante señalar la tercera actividad económica, también ilegal, y que provoca conflictos agrarios y políticos: el tráfico con predios comunales en un contexto social cuya mayoría son comuneros. Este problema empezó en 1954. Legalmente están reconocidos 8 fraccionamientos, pero en total existen 27, todos irregulares. De la venta de predios comunales se han derivado infinidad de enfrentamientos por el control de la Representación de Bienes Comunales, cuyos últimos presidentes también han usufructuado la tala clandestina, la extracción de tierra y la expedición de documentos sobre terrenos. El tráfico de constancias de posesión y demás documentos apócrifos es constante.
Pero existen otros antecedentes que explican el escenario actual. El 27 de marzo 2005 escribí lo siguiente:
“Los asesinatos empiezan a formar parte de la vida cotidiana en Huitzilac. Desde hace un mes ronda el fantasma de la violencia en la localidad, que tiene como antecedente las venganzas entre familias identificadas por sus nexos con la delincuencia organizada”.
El dominio de la comunidad por determinados grupos a través de las armas siempre ha estado vinculado a hechos criminales como el tráfico de drogas, el desmantelamiento de automóviles robados y el secuestro. El tema siempre es abordado con temor y sin datos precisos, pero es un secreto a voces. Así, no es difícil entender la inseguridad prevaleciente en la carretera federal Huitzilac-Zempoala-Estado de México, problemática que ha quedado registrada en infinidad de alertas de viaje emitidas por el gobierno de Estados Unidos, recomendando a sus ciudadanos no trasladarse, ni pasar por el multicitado territorio.
Dentro y fuera de México se difundió el video grabado por una cámara de vigilancia, el sábado pasado alrededor de las 21:00 horas, sobre el ataque armado contra quienes se encontraban quitados de la pena en un expendió de cerveza ubicado en la calle Benito Juárez del barrio de San Juan. Como se sabe, cuatro personas murieron ahí y cuatro más en el hospital, mientras unas 10 personas más resultaron lesionadas de gravedad.
La misma noche de los hechos vimos el video subido a redes sociales por el alcalde Rafael Vargas Muñoz, pidiendo auxilio a los gobiernos federal y estatal para restablecer el orden en el municipio. Es importante subrayar que dicho personaje, cada vez que la prensa lo cuestiona en torno a la violencia de Huitzilac, siempre se burla de ello frente a cámaras y micrófonos, desde luego negando la recurrente problemática. Es un verdadero patán que está cosechando lo que ha sembrado.