La inteligencia en seguridad pública debe aplicar estrategias tendientes a la prevención del crimen, sin simulación
La inteligencia aplicada en la seguridad pública es el proceso mediante el cual se recopila, analiza y utiliza información para anticipar, prevenir, mitigar o responder a actividades delictivas y amenazas a la seguridad de una sociedad.
Este tipo de inteligencia se basa en la recolección de datos provenientes de diversas fuentes, como informes policiales, tecnología de vigilancia, bases de datos públicas y privadas, así como el uso de herramientas analíticas avanzadas que permiten identificar patrones delictivos o comportamientos sospechosos.
La inteligencia es clave para una seguridad pública efectiva porque no solo se enfoca en resolver crímenes después de que han ocurrido, sino en evitar que sucedan, optimizando recursos y diseñando estrategias proactivas. Esto se puede traducir en la creación de perfiles de riesgo, mapeo de zonas de alta criminalidad, identificación de actores clave en redes delictivas, y la coordinación de operaciones preventivas.
En este contexto, la inteligencia aplicada no se limita solo a los cuerpos policiales, sino que involucra la colaboración entre diferentes entidades gubernamentales, como las fuerzas armadas, agencias de investigación y seguridad nacional, y hasta el sector privado, en busca de una respuesta más integral y eficiente ante las amenazas.
Un ejemplo práctico de esta inteligencia puede ser el uso de análisis predictivo en las ciudades, donde algoritmos procesan datos históricos y en tiempo real para anticipar el lugar y el tipo de delitos más probables, permitiendo así la distribución más efectiva de patrullas o la implementación de programas comunitarios de prevención.
Este martes, Omar García Harfuch habló sobre la importancia de la inteligencia en la nueva estrategia de seguridad pública presentada por el gobierno de Claudia Sheinbaum. Explicó que la clave no es solo reaccionar a los delitos, sino prevenirlos mediante el uso de tecnología avanzada. Como parte de esta estrategia, anunció la creación de una Subsecretaría de Inteligencia e Investigación Policial, que permitirá identificar redes criminales y fortalecer las investigaciones con datos sólidos.
Harfuch enfatizó que el objetivo es neutralizar a los generadores de violencia y reducir delitos de alto impacto como homicidios y extorsión. Además, subrayó que esta subsecretaría contará con investigadores de campo y especialistas técnicos, lo que garantizará una respuesta más rápida y eficiente a las amenazas criminales.