LA JUSTICIA ACCESIBLE
LA CRÓNICA DE MORELOS
Jueves 8 de mayo de 2025
EDITORIAL
En un país donde la impunidad y la desconfianza en las instituciones judiciales han sido obstáculos persistentes, las Unidades de Atención Temprana (UAT) emergen como un esfuerzo prometedor para transformar el acceso a la justicia. Estas unidades, implementadas en fiscalías de estados como la Ciudad de México, Oaxaca, Yucatán, Veracruz y ahora Morelos, son el primer punto de contacto para los ciudadanos que buscan reportar delitos. Su propósito es claro: recibir a las víctimas con rapidez, sensibilidad y profesionalismo, asegurando que sus denuncias sean atendidas sin demoras innecesarias. Más allá de un simple trámite, las UAT representan un intento de humanizar el sistema de justicia, colocando a las víctimas, especialmente a las más vulnerables, en el centro de la atención.
Las UAT no solo reciben denuncias, sino que desempeñan un rol multifacético que incluye analizar casos, orientar a los usuarios y canalizarlos a las instancias adecuadas. En Yucatán, por ejemplo, se reporta que el 70% de los casos se deriva a fiscalías investigadoras, mientras que un 20% se resuelve mediante mediación, aliviando la carga del sistema judicial. En la Ciudad de México, estas unidades aplican protocolos específicos para casos de violencia contra mujeres, garantizando medidas de protección inmediatas. Este enfoque integral no solo agiliza los procesos, sino que también evita la revictimización, un problema recurrente en sistemas judiciales sobrecargados. Al orientar a quienes presentan quejas no penales hacia otras instancias, las UAT demuestran ser un filtro eficiente que optimiza los recursos de las fiscalías.
La expansión de las UAT en México refleja un compromiso con la descentralización de la justicia. En Veracruz, unidades en municipios como Tantoyuca y Ozuluama atienden a más de 500,000 personas, promoviendo soluciones alternativas que priorizan la reparación del daño. Oaxaca, por su parte, destaca por reducir tiempos de espera y fomentar la resolución de conflictos sin procesos penales innecesarios.
Sin embargo, la implementación varía entre estados, dependiendo de los recursos, la capacitación del personal y la infraestructura disponible. Esta disparidad plantea una pregunta crítica: ¿cómo garantizar que las UAT sean igualmente efectivas en regiones con menos recursos? La respuesta radica en una estrategia nacional que estandarice su funcionamiento sin sacrificar la flexibilidad para adaptarse a contextos locales.
El potencial de las UAT para reducir la impunidad y fomentar la denuncia es innegable. En la Ciudad de México, su diseño busca disminuir la “cifra negra” de delitos no reportados, incentivando a las víctimas a acercarse a las autoridades. En Yucatán, la canalización efectiva de casos sugiere una mejora en la percepción de la justicia. Sin embargo, la falta de datos exhaustivos sobre su impacto a largo plazo limita nuestra capacidad de celebrarlas como una solución definitiva. Es crucial que las fiscalías inviertan en evaluaciones continuas para medir indicadores como el aumento de denuncias, la satisfacción de los usuarios y la resolución efectiva de casos. Solo así se podrá determinar si las UAT están cumpliendo su promesa de ser un puente hacia una justicia más equitativa.
La Unidad de Atención Temprana inaugurada ayer por la gobernadora de Morelos, Margarita González Saravia, y el Fiscal General, Edgar Maldonado Ceballos, es un paso en la dirección correcta, pero su éxito dependerá de superar desafíos estructurales. La capacitación constante de los funcionarios, el aumento de recursos y la coordinación interinstitucional son esenciales para que esta unidad no se quede en buenas intenciones. Además, se debe garantizar que su enfoque en grupos vulnerables, como mujeres y niños víctimas de violencia, se traduzca en resultados tangibles, como una mayor confianza en el sistema. Morelos tiene una oportunidad única para consolidar la UAT como un modelo de atención inicial que inspire a otros estados.