LA MECÁNICA DEL RUMOR EN EL ENTORNO DE MARGARITA GONZÁLEZ SARAVIA
ANÁLISIS
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 5 de agosto de 2025
La llegada de Margarita González Saravia como la primera gobernadora de Morelos el 1 de octubre de 2024, marcó un hito histórico, pero su gestión, en un territorio (el morelense) donde abundan los chismes, no ha dejado de ser afectada por los rumores, especialmente en torno a la presunta salida de funcionarios. Este fenómeno, que no es nuevo en la política morelense, sigue una mecánica similar a la observada con otros mandatarios: la especulación se intensifica en momentos clave, en fechas políticamente significativas.
En este caso, los rumores sobre relevos en el gabinete, desmentidos varias veces por el secretario de Gobierno, parecen alimentarse frente a la propia transición política y la evaluación constante que la misma gobernadora anunció para su equipo. La incertidumbre, combinada con la atención mediática y las expectativas ciudadanas, crea un terreno fértil para los chismes, que buscan desestabilizar o presionar a la administración.
La mecánica del rumor se repite hoy con precisión. Los rumores surgen en un contexto de relevancia, donde la novedad de una gobernadora y su promesa de un gobierno transformador generan interés, pero también incertidumbre ante posibles cambios, conforme la gobernadora se acerca al cierre del primer año de gestión y el inicio del segundo.
Alguna declaración de Salgado Brito, quien calificó estas versiones como “especulaciones”, aunque subrayando la evaluación constante del gabinete, apuntó a un vacío que los detractores o grupos de interés aprovechan. En Morelos, los desplazados políticamente, incluidos aquellos que perdieron espacios tras las elecciones de 2024, encuentran en los rumores una herramienta para influir en la percepción pública, manipulando a sectores inexpertos o poco informados, como algunos medios o actores políticos noveles. Esta estrategia no busca el bien común, sino posicionar agendas propias en un entorno de alta competencia política.
La sociología identifica al rumor como una información no verificada que se propaga rápidamente ante la ausencia de datos oficiales o en momentos de incertidumbre. En el caso de González Saravia, la falta de confirmaciones sobre movimientos en el gabinete, sumada a la presión de grupos opositores y la atención sobre su gestión como la primera mujer en el cargo, amplifica esta dinámica.
Los rumores no solo distorsionan la realidad, sino que también buscan erosionar la confianza en la gobernadora, quien ha enfatizado la transparencia y la honestidad como ejes de su administración. La especulación sobre salidas de funcionarios, sin sustento oficial, refleja la intención de algunos actores de generar inestabilidad, aprovechando la sensibilidad de un gobierno en proceso de consolidación, que aún define su rumbo tras asumir el poder el 1 de octubre de 2024.
Para contrarrestar esta ola de rumores, la administración de González Saravia, me consta porque lo observo a diario, siempre ha buscado reducir la incertidumbre con información clara y oportuna, estableciendo canales formales de comunicación y sosteniendo encuentros constantes con los medios y la ciudadanía. Bien por eso. Sin embargo, todos los miembros del gabinete estatal y algunos mandos medios deben ser escrupulosos y prudentes en el manejo de información, pues todo lo que comuniquen de manera informal hacia el exterior del gobierno puede ser utilizado en su contra. Por quedar bien con un vaso comunicante específico, podrían iniciar la mecánica del rumor e incluso caer en el fuego amigo. Y no se olvide que, como en cualquier proceso que involucra decisiones entre mujeres y hombres, también existe una de las peores bajezas humanas: la envidia.
En conclusión, los rumores en torno a Margarita González Saravia son un reflejo de la dinámica política de Morelos, donde los momentos de transición son aprovechados para sembrar incertidumbre. La gobernadora, consciente de su responsabilidad histórica, debe enfrentar este desafío con una comunicación robusta que cierre espacios a la especulación. Los rumores no desaparecerán por sí solos; requieren una respuesta activa para neutralizar su impacto.
Si González Saravia logra establecer límites a la incertidumbre y fortalecer la confianza ciudadana, podrá no solo desmentir los chismes, sino también consolidar su liderazgo en un estado que espera un cambio profundo bajo su mandato. Aquí deseo recordar algo que le escuché a don Lauro Ortega hace muchos años: “En Morelos abunda el chisme. No gobernamos a ángeles, sino a hombres”.