La migración partidista hacia Morena y su impacto en el electorado
LA CRÓNICA DE MORELOS. Martes 29 de octubre de 2024.
En la política mexicana, cada vez es más común observar a figuras políticas de renombre que abandonan los partidos que los llevaron al poder o a cargos bastante lucrativos para unirse a Morena, el partido actualmente dominante.
Este fenómeno responde a la creciente hegemonía de Morena en el país, lo que ha hecho que políticos de otras formaciones vean en ese partido una plataforma con mayores oportunidades para asegurar su continuidad política. Esta práctica, aunque no es nueva en la política mexicana, ha cobrado fuerza ante la popularidad de Morena, que en los últimos años se ha consolidado como la principal fuerza política en México.
La “migración partidista” evidencia una pérdida de identidad y compromiso con los principios originales de muchos políticos. Cambiar de partido puede percibirse como un acto oportunista más que una decisión basada en principios ideológicos o en el interés de servir a la ciudadanía.
Esta práctica da la impresión de que el interés personal predomina sobre la lealtad partidaria, lo que puede hacer que el electorado se sienta confundido o defraudado por la falta de coherencia y consistencia de estos líderes. La identidad política y la lealtad a un proyecto son valores que muchos votantes todavía aprecian, y el cambio constante de afiliación puede erosionar la confianza en los políticos.
Para el electorado, este fenómeno tiene implicaciones importantes. Los ciudadanos ven cómo figuras que antes eran críticas de Morena, e incluso defendían ideologías opuestas, ahora abrazan al partido. Esto puede generar una percepción de que la política se ha convertido en un “mercado de conveniencias”, donde las convicciones pueden ser cambiadas por una mejor oferta. Este desencanto puede afectar especialmente a aquellos votantes que buscan estabilidad y claridad en sus representantes, llevándolos a desconfiar de las intenciones de los políticos y a percibir un sistema donde el pragmatismo y la conveniencia son más importantes que la lealtad ideológica.
La migración de figuras políticas hacia Morena también tiene consecuencias directas para los partidos tradicionales. La salida de sus figuras más conocidas puede debilitar la estructura y el alcance de estos partidos, haciéndolos parecer menos competitivos y efectivos ante los ojos del electorado. Al perder a sus líderes, los partidos tradicionales deben invertir esfuerzos en reestructurar sus cuadros y reconstruir la confianza de los votantes, quienes podrían ver en ellos una opción menos viable frente al partido dominante. Esta dinámica termina fortaleciendo aún más a Morena, mientras que otros partidos se ven debilitados.
En última instancia, el fenómeno afecta la participación ciudadana y la credibilidad en el sistema democrático en general. Cuando los ciudadanos observan que los partidos son utilizados como “trampolines” en lugar de plataformas de principios y propuestas, puede disminuir su interés en la política y en participar activamente en las elecciones. La idea de que los políticos cambian de bando según sus conveniencias desanima a los votantes, especialmente a aquellos que valoran la coherencia ideológica. En lugar de inspirar un compromiso activo, esta situación puede fomentar el escepticismo y el abstencionismo, afectando así la calidad de la democracia en México.