La Noroñización de la política en México
LA CRÓNICA DE MORELOS. Jueves 05 de diciembre de 2024.
La polémica entre Gerardo Fernández Noroña y el neomorenista Javier Corral surgió luego de que Corral votara en contra de una reforma para eliminar siete organismos autónomos en el Senado de México.
Fernández Noroña, presidente del Senado, criticó a Corral por este voto, sugiriendo que enviaba “mensajes equívocos” y lo llamó “malagradecido”, haciendo referencia a la intervención de la Fiscalía de la Ciudad de México que, según Noroña, había evitado que Corral fuera detenido por la Fiscalía de Chihuahua por presuntos desvíos de recursos. Corral, por su parte, defendió su decisión argumentando que su voto fue acordado previamente con la presidenta Claudia Sheinbaum y que no había traicionado a nadie, reafirmando que no renunció a sus principios al dejar el PAN.
Esta disputa ha evidenciado las tensiones internas dentro de Morena y el delicado equilibrio entre la lealtad partidista y la autonomía en las decisiones legislativas. Pero también surgió la cuestión de si la política en México se está “Noroñizando” y si está en decadencia.
Algunos críticos señalan que figuras como Gerardo Fernández Noroña, conocido por su estilo confrontativo y sus discursos polémicos, han influido en la forma en que se hace política en México. Este estilo puede estar contribuyendo a una mayor polarización en el discurso político, donde la confrontación y la retórica fuerte dominan sobre el debate constructivo. Esto se observa en discusiones y manifestaciones políticas donde la oposición se centra más en la crítica personal que en propuestas alternativas.
La presencia de figuras como Noroña puede ser vista como un síntoma de una transformación en la cultura política mexicana, donde la personalidad del político y su capacidad para generar controversia a veces parecen más importantes que la agenda política o la capacidad de gobernar. Sin embargo, también hay quienes argumentan que esta dinámica no es nueva en México y que siempre ha habido personalidades fuertes y polarizadoras en la política nacional.
Existe una percepción generalizada de decadencia en la política mexicana, reflejada en la creciente desconfianza de la ciudadanía hacia las instituciones y los partidos políticos. Esta desafección se manifiesta en bajos niveles de aprobación de los políticos y en una participación electoral que, aunque puede ser alta, a menudo está motivada más por el descontento que por el apoyo a un proyecto político específico.
En términos de la práctica política, hay preocupaciones sobre la manipulación de información y la desinformación, especialmente en contextos electorales, lo cual podría indicar una decadencia en la calidad y ética del debate político. Esto afecta la credibilidad de los procesos democráticos y la confianza en los líderes políticos.
Por otro lado, se podrían considerar los esfuerzos recientes de reforma electoral y cambios en las instituciones como intentos de revitalizar la política y combatir su decadencia. Sin embargo, estos mismos esfuerzos han sido objeto de debate y controversia, con acusaciones de que podrían consolidar poderes autoritarios o, al contrario, modernizar la democracia.
En resumen, la política en México está pasando por un periodo de cambios y retos significativos. La “Noroñización” podría ser vista como un reflejo de una tendencia hacia la confrontación en la política, mientras que la cuestión de la decadencia es más compleja, involucrando factores como la confianza pública, la calidad del discurso político y la efectividad de las instituciones democráticas. Sin embargo, estos análisis son subjetivos y dependen del punto de vista de quién los hace.