LA NUEVA LEY DE TURISMO, SEMILLA DE PROSPERIDAD INCLUSIVA Y VERDE
LA CRÓNICA DE MORELOS
Viernes 14 de noviembre de 2025
E D I T O R I A L
En el corazón del Congreso de Morelos, el diputado Francisco Erik Sánchez Zavala presentó una iniciativa que no es solo sería un decreto, sino un manifiesto para el renacimiento turístico del estado: la nueva Ley de Turismo, forjada en el yunque del diálogo colectivo con el Poder Ejecutivo, prestadores de servicios, academia, ayuntamientos y comunidades.
Lo más relevante aquí radica en su esencia visionaria y arraigada, que transforma el turismo de un mero motor económico en un pacto ético y social, equilibrando prosperidad con conservación, innovación con identidad morelense.
Presidida por Sánchez Zavala en la Comisión de Turismo, esta propuesta no es un capricho legislativo, sino un instrumento que responde a los retos inmediatos —como la sostenibilidad post-pandemia— y proyecta un horizonte de largo plazo, donde el orgullo de ser morelense se convierte en el hilo conductor de un sector que genera empleo y redistribuye riqueza sin sacrificar el patrimonio biocultural.
Esta ley se erige como un mosaico de dieciocho segmentos turísticos que capturan la diversidad de Morelos —desde las ruinas ancestrales de Xochicalco hasta las playas ocultas de sus ríos y las rutas gastronómicas de sus mercados—, reconociendo que el estado no es un destino monolítico, sino un tapiz vivo.
Introduce mecanismos de planeación como las Zonas de Desarrollo Turístico, que ordenan el crecimiento sin invadir el alma rural, e integra plataformas digitales para que el turista global descubra Morelos con un clic, fortaleciendo la coordinación con ayuntamientos y elevando el turismo comunitario y social a protagonistas indiscutibles.
En un mundo donde el turismo masivo devora paisajes, Morelos opta por la inteligencia colectiva, evitando los errores de estados vecinos que priorizaron el volumen sobre la vitalidad.
La gobernanza turística gana músculo con el Consejo Estatal de Turismo, un foro plural donde gobierno, iniciativa privada, academia y sociedad civil no solo dialogan, sino que co-crean políticas, democratizando decisiones que antes eran caprichos de burócratas. Junto a él, el Observatorio Turístico Sostenible emerge como un faro de evidencia, midiendo indicadores para guiar inversiones con datos, no con intuiciones.
En materia de seguridad —un talón de Aquiles que ha lastrado la imagen de Morelos—, la ley eleva a rango constitucional la alianza entre Turismo y Seguridad Ciudadana, incorporando la Policía Turística y un esquema de gestión de crisis que anticipa emergencias, desde huracanes hasta incidentes sociales. Este enfoque no es panfleto; es pragmatismo puro, reconociendo que un turista seguro regresa, y con él, la confianza en un estado que cuida su gente.
Pero lo que verdaderamente ilumina esta iniciativa es su pulso inclusivo: consagra la igualdad de género, la accesibilidad universal y la no discriminación como pilares, democratizando el derecho al turismo para que no sea privilegio de élites, sino motor de justicia social. Toda persona, sin distinción, accede a sus beneficios, incorporando al turismo comunitario como antídoto contra la desigualdad.
Y no olvidemos la Marca Turística de Morelos, esa insignia oficial que unifica la promoción, proyectando una identidad moderna y competitiva en ferias globales.
Sánchez Zavala, con su retórica apasionada, reafirma un compromiso con los trabajadores del sector —hoteleros, guías, artesanos— que sudan por mantener vivo el pulso de Cuernavaca o Tepoztlán. ¿Por qué no emular esta integralidad en otros rubros legislativos?
Los beneficios para Morelos son tan vastos como sus cañadas: económicamente, impulsará empleo formal en un sector que podría multiplicar ingresos por turismo en un 20-30 por ciento en cinco años, redistribuyendo riqueza hacia comunidades marginadas y reduciendo la dependencia de remesas.
Socialmente, fomentará inclusión, empoderando mujeres y pueblos indígenas en cadenas de valor turísticas, mientras la sostenibilidad preservará el legado biocultural ante el cambio climático.
Estratégicamente, posicionará a Morelos como referente nacional, atrayendo inversión verde y elevando el PIB estatal sin hipotecar el futuro.
Esta ley no es solo papel; es semilla de prosperidad equitativa, un Morelos vibrante que invita al mundo sin vender su alma. Sánchez Zavala y su coalición merecen no aplausos efímeros, sino acción inmediata para que florezca.
