LA POBREZA LABORAL EN MÉXICO: UN DESAFÍO PERSISTENTE
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Viernes 30 de mayo de 2025
La pobreza laboral, como la define el informe, ocurre cuando el ingreso de un hogar no basta para garantizar la alimentación de sus integrantes, medida a través del costo de la canasta alimentaria. En el primer trimestre de 2025, esta canasta costaba $2,370 pesos mensuales en zonas urbanas y $1,793 en zonas rurales, mientras que el ingreso laboral promedio por persona trabajadora era de $10,640 pesos. Sin embargo, las disparidades son marcadas: en estados como Chiapas, el 59.2% de la población no puede adquirir esta canasta, mientras que en Baja California Sur, solo el 12.8% enfrenta esta situación. Estas diferencias regionales reflejan una desigualdad estructural que políticas públicas inconsistentes no han logrado revertir.
Un factor clave que agrava la pobreza laboral es la alta informalidad en el mercado laboral mexicano. En el tercer trimestre de 2024, el 54.6% de los trabajadores se encontraba en empleos informales, sin acceso a derechos laborales como seguridad social, pensiones o jornadas reguladas. Esta cifra, aunque menor al 55.1% de 2023, sigue siendo alarmante, especialmente en estados como Oaxaca, Guerrero y Chiapas, donde la informalidad supera el 70%. La falta de empleos formales no solo limita los ingresos, sino que perpetúa la vulnerabilidad de millones de familias que dependen de trabajos precarios para sobrevivir.
La inflación, aunque menos mencionada en el informe reciente, sigue siendo un obstáculo. Entre 2020 y 2023, el costo de la canasta alimentaria aumentó un 30.9%, superando el incremento del ingreso laboral per cápita (31.7%). Esto significa que, aun con mejoras salariales, el poder adquisitivo se erosiona, especialmente para los hogares de menores ingresos que destinan una mayor proporción de su gasto a alimentos. En estados como Baja California, Guerrero y Oaxaca, las personas en pobreza laboral apenas pueden cubrir el 42.3% de la canasta alimentaria, lo que agrava su situación de precariedad.
Lejos de las declaraciones triunfalistas, la realidad de la pobreza laboral en México exige acciones concretas. La meta de “México, ¿cómo vamos?” es reducir esta cifra a 20.5%, pero el semáforo económico sigue en amarillo, indicando un nivel de atención. Reducir la informalidad, fomentar empleos dignos y controlar la inflación son pasos urgentes. Mientras 44.2 millones de mexicanos luchan por acceder a lo más básico, la economía no puede calificarse de “requetebién”. Es hora de medir el progreso con hechos, no con palabras.