LA POLÉMICA POR EL LEGADO DE AMLO

PERSPECTIVA
Por Marcos Pineda Godoy
Lunes 27 de octubre de 2025
A poco más de un año de haber entregado la presidencia de la República a la primera mujer que es electa para el cargo, se ha sostenido una disputa en torno a la herencia política de Andrés Manuel López Obrador.
Independientemente de si se trata de apoyadores o detractores de la cuarta transformación, de promotores del culto a la personalidad, en su calidad de figura providencial y excepcional, hilo conductor de la fundamentación ideológica de su movimiento y su partido o de severos críticos de la utilización del legado de AMLO como eje de la propaganda de Morena, unos anhelan si no el rompimiento de Sheinbaum con su antecesor, sí la llegada de señales claras, contundentes, de que ella es quien gobierna y no está sujeta a los designios ni a las instrucciones, ya sea en forma directa o a través de personeros, provenientes de Palenque. En tanto otros, desearían ver un rompimiento tal, como los que históricamente han ocurrido en México, que generara fisuras en la unidad partidaria y permitiera la lucha, interna y externa, por el poder.
Pareciera que cada vez que las decisiones presidenciales o las variaciones en sus políticas de gobierno como, por ejemplo, en las materias de seguridad y economía, son percibidas como un alejamiento entre ambos personajes y señales de la independencia de la primera mandataria, es ella misma la que sale a recordar su cercanía con AMLO, reprochar a quienes quisieran verlos romper, y refrendar su apego al legado de su antecesor.
Justo después de la exitosa comparecencia de Omar García Harfuch en el Senado de la República, en la que hasta los aliados felicitaron y aplaudieron, selfies incluidas, un notorio y efectivo cambio en la estrategia de seguridad para combatir al crimen organizado, Claudia Sheinbaum anunció la publicación de su primer libro ya como la primera mandataria mexicana, teniendo en la portada una fotografía de ambos en Palacio Nacional, tomada al inicio del proceso de entrega/recepción de las funciones presidenciales.
Ya conociéndose el contenido del texto, la polémica por el legado de AMLO ha vuelto a despuntar. En una parte, al narrar su asistencia al Congreso Nacional de Morena, el 22 de septiembre de 2024, todavía como presidenta electa, ocupa unas líneas para destacar el trabajo político de Andrés Manuel López Beltrán, a quien no le gusta que le digan “Andy”, en apoyo a su padre, que sirve para justificar su elección como secretario de Organización de Morena.
Sin embargo, enseguida escribió lo siguiente: “De cualquier manera, el legado de AMLO es de todo el pueblo de México, no pertenece ni a mí ni a sus hijos ni a sus nietos; es de los millones de personas que cambiaron la vida pública del país”, a contracorriente de las declaraciones de “Andy”, cuando se asumió como heredero y guardián del legado de su padre, hecha justo ese mismo día, 22 de septiembre, cuando también pidió no se le llamara “Andy” porque, dijo, “demerita el legado”.
Un año, pues, del nuevo gobierno y debate sobre el legado de AMLO continúa, azuzado por los propios integrantes de la cuarta transformación.
Y PARA INICIADOS:
Por cierto, si tanto defienden las bondades del legado, no estaría mal y sería lo éticamente correcto que también asumieran el fracaso de la estrategia de seguridad, el desmantelamiento de los servicios públicos de salud, el histórico endeudamiento durante el sexenio, la destrucción de contrapesos al poder y su concentración, el debilitamiento de los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas, así como el barril sin fondo que han seguido siendo, porque así nacieron, las mega obras como el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, el Tren Interoceánico, la compra de Mexicana de Aviación y el AIFA, que no son todos los desastres, pero sí los más costosos, hasta desde una perspectiva social.
La información es PODER!!!
