La sequía B2: un azote para Cuernavaca y Morelos
La sequía B2, clasificada por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) como sequía severa, es un periodo prolongado de escasez de lluvia y agua que ha castigado a Cuernavaca y todo Morelos desde 2023, con efectos que persisten en 2024.
Este evento climático extremo, caracterizado por un déficit crítico de agua, golpea sectores clave como la agricultura, la salud pública, la economía y el medio ambiente. En Cuernavaca, la crisis ha forzado tandeos estrictos, dejando colonias sin suministro y exponiendo la fragilidad de una infraestructura hídrica incapaz de soportar la presión de un clima cada vez más hostil.
El impacto de la sequía B2 es devastador y multifacético. En la agricultura, la falta de agua ha mermado la producción de cultivos, amenazando la seguridad alimentaria y el sustento de miles de familias. En salud pública, la escasez eleva el riesgo de enfermedades ligadas a la falta de higiene y agua potable. Económicamente, sectores como la agricultura, la pesca y el turismo enfrentan pérdidas millonarias, mientras que el medio ambiente sufre con ecosistemas debilitados, calidad del agua deteriorada y un riesgo alarmante de incendios forestales.
En 2017, Cuernavaca perdió 51 millones de litros de agua por kilómetro de red, un reflejo de cómo la infraestructura agrava los efectos de esta sequía.
Mitigar la sequía B2 requiere acciones urgentes y coordinadas. El Ayuntamiento de Cuernavaca impulsa la campaña “Cada gota se agota”, buscando reducir el consumo de agua entre un 15% y un 25%, pero esto no basta.
Es crucial implementar sistemas de almacenamiento de agua de lluvia, optimizar el riego y promover el ahorro en hogares e industrias. Proteger el suelo mediante la reforestación y evitar la erosión es igual de vital, al igual que desarrollar cultivos resistentes y sistemas de riego eficientes.
Además, se necesitan sistemas de alerta temprana y planes de respuesta para gestionar riesgos. Las inversiones millonarias en obras hidráulicas, que colapsaron avenidas sin resolver la crisis, son un recordatorio de que sin transparencia y soluciones estructurales, Morelos seguirá a merced de un futuro sediento.