La tragedia de una infancia robada: menores en situaciones de vulnerabilidad y trabajo forzado
En un trágico incidente ocurrido la tarde del miércoles 27 de agosto, una niña de aproximadamente 13 o 14 años, disfrazada de payasita, perdió la vida tras ser atropellada por un camión de carga en la avenida Plan de Ayala, en la glorieta La Luna, al oriente de Cuernavaca. El conductor del vehículo fue detenido por las autoridades, y la zona fue acordonada para realizar las investigaciones correspondientes.
Los carriles centrales de la avenida permanecieron cerrados, mientras que la avenida paralela Cuauhtémoc continuó abierta al tránsito.
Este suceso no es un hecho aislado, sino el reflejo de la profunda vulnerabilidad que enfrentan miles de niños y niñas en México y el mundo. La menor, que trabajaba en la calle vestida de payasita, probablemente formaba parte de los millones de infantes que, por necesidad económica, son empujados al trabajo infantil, incluyendo formas de trabajo forzado.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en 2020 había aproximadamente 160 millones de menores de edad involucrados en trabajo infantil a nivel global, de los cuales 29 millones se encontraban en América Latina. En México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó en 2022 que cerca de 3.7 millones de niños, niñas y adolescentes trabajaban, muchos en condiciones peligrosas o de explotación.
El trabajo forzado de menores, como el que posiblemente enfrentaba esta niña, está frecuentemente ligado a contextos de pobreza extrema, falta de acceso a la educación, desigualdad social y entornos familiares disfuncionales.
En las calles de ciudades como Cuernavaca, es común ver a menores vendiendo productos, limpiando parabrisas o, como en este caso, actuando como payasitos para obtener ingresos. Estas actividades, lejos de ser una elección, son a menudo una imposición de las circunstancias, donde los niños son explotados por adultos o redes que se aprovechan de su vulnerabilidad. La exposición a entornos peligrosos, como avenidas transitadas, aumenta el riesgo de accidentes mortales, como el que segó la vida de esta menor.
La tragedia de la glorieta La Luna pone en evidencia la urgencia de abordar el trabajo infantil y la explotación de menores desde un enfoque integral. Esto incluye políticas públicas que garanticen el acceso a la educación, programas de apoyo económico para familias en pobreza y una mayor fiscalización para erradicar el trabajo forzado. La muerte de esta niña no solo es una pérdida irreparable, sino un recordatorio de que la sociedad debe actuar para proteger a los más vulnerables y devolverles la infancia que les ha sido robada.