1. Control del discurso público
AMLO utilizó las mañaneras para establecer la agenda mediática y política del país. Al ser transmitidas en vivo y a diario, las conferencias le permitieron marcar los temas de discusión, lo que le dio un control considerable sobre el ciclo de noticias. Esto evitó que otros actores políticos o medios de comunicación definieran el contenido de la agenda pública.
2. Acceso directo a la población
Las mañaneras permitieron a AMLO dirigirse directamente a la ciudadanía, sin la intermediación de los medios tradicionales. Esto le dio la oportunidad de hablar con su base electoral y reforzar su conexión con ellos, un aspecto clave para consolidar su narrativa de un gobierno cercano al pueblo y alejado de las “élites”. También le permitió saltar los filtros editoriales de los medios.
3. Reforzamiento de la imagen personal
AMLO se presentó a sí mismo como un líder transparente y accesible al aparecer diariamente para responder preguntas de los periodistas. Esto reforzó su imagen como un presidente “trabajador” y “del pueblo”, algo que resonó especialmente bien entre sus seguidores. Se proyectó como alguien que rinde cuentas.
4. Desacreditación de la oposición y medios críticos
En sus conferencias, AMLO utilizó un lenguaje de confrontación para desacreditar a los críticos, tanto de la oposición política como de los medios de comunicación. Los calificó de “adversarios”, “conservadores”, o “prensa fifí”, lo que fortaleció su narrativa de que su gobierno estaba en una lucha contra los intereses tradicionales que han dominado el país. Esta estrategia polarizó la opinión pública y pudo movilizar a su clientela electoral.
5. Narrativa unificada
Las mañaneras fueron útiles para mantener una narrativa constante y unificada sobre los logros del gobierno y los desafíos a los que se enfrentó. AMLO expuso su versión de los eventos antes de que otros actores políticos o los medios difundieran interpretaciones distintas. Esto fue especialmente importante en momentos de crisis, donde busca imponer su propia narrativa.
6. Saturación informativa
La frecuencia de las conferencias mañaneras generó un efecto de saturación mediática. AMLO estuvo siempre presente en los medios y redes sociales, lo que dejó poco espacio para que otras voces políticas o críticas ocuparan el centro de la conversación pública. Esta saturación contribuyó a la consolidación de su mensaje.
7. Propaganda de logros y mensajes populistas
AMLO utilizó las mañaneras para destacar los logros de su administración, muchas veces con un enfoque en políticas sociales y económicas que benefician a sectores populares. Se presentaron cifras y datos que, aunque pudieran ser discutidos o incompletos, reforzaban la percepción de que su gobierno estaba logrando cosas positivas en favor de la población.
8. Emocionalización del discurso
Además de la información que se transmitió, el presidente también apeló a las emociones, enmarcando la política en términos de “nosotros” (el pueblo) contra “ellos” (las élites, los corruptos, los adversarios). Este componente emocional es clave para movilizar apoyo.
Aunque muchos simpatizantes del presidente vieron las conferencias como un acto de transparencia, también fue objeto de críticas, especialmente por su uso con fines de propaganda. Los detractores argumentaron que las mañaneras, en lugar de ser un espacio de rendición de cuentas, fueron un escenario donde el presidente buscó consolidar el poder político, polarizar a la sociedad y evitar el escrutinio real. Asimismo, algunos han señalado que su uso excesivo fue contraproducente al desgastar el impacto del mensaje.
En resumen, las conferencias mañaneras fueron una herramienta fundamental para AMLO, no solo en términos de comunicación política, sino también como un medio de propaganda para mantener el control sobre la narrativa pública, reforzar su imagen y deslegitimar a sus críticos.