Las frases de siempre: clichés políticos que prometen más de lo que cumplen
LA CRÓNICA DE MORELOS. Jueves 10 de octubre de 2024.
Por Guillermo Cinta Flores
En el ámbito político, es común encontrarse con frases y declaraciones que, aunque puedan parecer contundentes y bien intencionadas, han sido usadas tantas veces que se han convertido en clichés.
Estos lugares comunes, repetidores en discursos, entrevistas y comunicados oficiales, buscan conectarse con las emociones y preocupaciones de la ciudadanía, ofreciendo una sensación de seguridad, firmeza o compromiso.
Sin embargo, con frecuencia carecen de un respaldo sólido en concreto, lo que lleva a que estas promesas terminen siendo acciones percibidas como retórica vacía.
A continuación, les presento, gentiles lectores, un listado de los clichés más comunes entre los políticos y altos funcionarios, que, aunque son útiles para la comunicación pública, a menudo enfrentan críticas por su falta.
“Estamos trabajando por el bien del pueblo”
Esta frase busca apelar al deber del gobierno de servir a la ciudadanía. Es generalista y puede usarse en cualquier momento, ya sea para justificar acciones o prometer futuras mejoras. Aunque suena bien, puede carecer de detalles sobre cómo se está logrando este “bien común”. También puede usarse para validar decisiones polémicas bajo la idea de que son en beneficio colectivo.
“Escuchamos a todos los sectores de la sociedad”
A menudo se utiliza cuando el político o funcionario desea dar la impresión de que toma en cuenta todas las voces, desde los empresarios hasta las organizaciones civiles o grupos vulnerables. Sin embargo, puede carecer de sustancia si no se refleja en consultas públicas o en políticas que realmente responden a esas demandas. En muchos casos, esta frase puede ser utilizada para legitimar decisiones sin consenso social, aparentando lo contrario.
“Vamos a combatir la corrupción”
La corrupción es uno de los temas recurrentes en cualquier discurso político, ya que es un problema que afecta directamente la confianza en las instituciones. Sin embargo, este cliché es tan común que ha perdido parte de su impacto, especialmente cuando no se acompaña de acciones claras y verificables para erradicar prácticas corruptas. Puede usarse tanto en campañas como en funciones gubernamentales sin tener un estricto cumplimiento.
“Somos un gobierno de puertas abiertas”
Esta expresión sugiere transparencia y accesibilidad de los funcionarios hacia los ciudadanos. No obstante, en la práctica, puede quedarse en una promesa simbólica, ya que la apertura real a la crítica y la participación ciudadana no siempre ocurre, o se limita a ciertos sectores y no a una apertura genuina y continua.
“Hemos heredado una crisis del gobierno anterior”
Es un cliché clásico para evitar responsabilidad sobre los problemas actuales, colocando el peso en las administraciones pasadas. Aunque en algunos casos puede ser cierto, también es un recurso para justificar la falta de resultados inmediatos o para ganar tiempo mientras el nuevo gobierno se adapta. También se usa para preparar a la opinión pública ante posibles retrasos en las promesas de campaña.
“No dejaremos a nadie atrás”
Este cliché se refiere a un enfoque en la inclusión social, buscando transmitir que las políticas públicas beneficiarán a todos los sectores de la población, en especial a los más vulnerables. Sin embargo, es una promesa vaga que no puede estar respaldada por políticas específicas o programas efectivos. Se espera que las acciones que acompañan esta frase realmente estén orientadas a reducir la desigualdad, pero en muchos casos no hay ningún cumplimiento.
“Estamos haciendo más con menos”
Esta frase es común cuando se habla de optimización de recursos, sobre todo en tiempos de austeridad o recortes presupuestarios. Busca proyectar una imagen de eficiencia administrativa. Sin embargo, es criticada cuando los recortes afectan áreas clave, como la salud o la educación, o cuando no se perciben mejoras reales pese a los discursos reiterativos sobre el tema.
“El cambio ya está aquí”
Usualmente se usa en campañas electorales o en los primeros meses de una administración para destacar que el nuevo gobierno representa una ruptura con el pasado. A veces se asocia con movimientos que prometen transformación o regeneración política. El reto es que este “cambio” suele ser más discursivo que práctico, y puede chocar con la realidad de las dificultades para implementar reformas sustanciales.
“Tenemos una visión a largo plazo”
Este cliché se utiliza para transmitir que las políticas y proyectos actuales no son solo soluciones temporales, sino parte de un plan de desarrollo sostenido. Sin embargo, muchas veces la falta de continuidad entre administraciones o la falta de detalle sobre cómo se logrará esa visión a largo plazo puede poner en duda la eficacia de la gobernanza.
“La seguridad es nuestra prioridad”
Dado que la seguridad es una preocupación constante para la ciudadanía, es un tema que se toca en casi todos los discursos. No obstante, esta promesa se repite constantemente sin que se vean cambios significativos en las cifras de delincuencia, violencia o impunidad, lo que lleva a que muchos vean esta frase como una expresión demagógica.
“Mi administración será diferente”
Los políticos suelen diferenciarse de sus predecesores prometiendo una administración renovada, sin los vicios del pasado. Esta afirmación es casi obligatoria en campañas, aunque una vez en el poder, la capacidad de implementar un cambio real puede ser limitada. La oposición y los factores sistémicos pueden obstaculizar la implementación de las promesas hechas bajo esta premisa.
“El pueblo es sabio y nunca se equivoca”
Esta frase es un recurso populista que busca crear una relación emocional con el electorado. Al alabar la “sabiduría” del pueblo, se intenta legitimarse como representante auténtico de la voluntad popular. Sin embargo, puede utilizarse para justificar decisiones polémicas, sin un análisis riguroso o basado en la objetividad y racionalidad.
“Trabajamos en equipo por el bien común”
Suele emplearse cuando se habla de colaboraciones intergubernamentales, entre diferentes niveles de gobierno (municipal, estatal, federal) o con el sector privado. Sin embargo, muchas veces estas colaboraciones no son efectivas, y el cliché puede esconder problemas de coordinación o falta de coherencia en las políticas públicas.
“Vamos a reactivar la economía”
Este cliché es particularmente frecuente en tiempos de crisis económica, y se usa para tranquilizar a la ciudadanía sobre el estado de la economía. Sin embargo, puede carecer de detalle sobre las políticas específicas que se implementarán para lograr esta reactivación. En muchos casos, se emplea para mantener la esperanza de mejora sin un plan estructurado.
Este tipo de frases son comunes porque están diseñadas para conectar con las preocupaciones de la gente de manera simple y directa, pero muchas veces no ofrecen soluciones concretas o verificables, lo que las convierte en terreno fértil para la crítica.
“Llegaremos hasta las últimas consecuencias”
Es otro de los clichés más comunes en el discurso político, y suele emplearse en situaciones de crisis o escándalos, particularmente en temas de justicia o corrupción. Se emplea con frecuencia cuando se anuncia la apertura de una investigación, el esclarecimiento de un caso controvertido o la promesa de sancionar a los responsables de algún acto indebido, como casos de corrupción, negligencia o violencia. El objetivo es mostrar determinación y dar a entender que se actuará con firmeza, sin importar las dificultades o los obstáculos que puedan surgir en el camino.
Este tipo de frases son comunes porque están diseñadas para conectar con las preocupaciones de la gente de manera simple y directa, pero muchas veces no ofrecen soluciones concretas o verificables, lo que las convierte en terreno fértil para la crítica.