Llamado de autoridades de Morelos a marchistas feministas del 8M a no atentar contra negocios, la propiedad privada e instituciones públicas
En años anteriores, las marchas del 8 de marzo (8M) en México, organizadas por colectivos feministas para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y exigir un alto a la violencia de género, han dejado un historial de daños a edificios públicos, incluido el Palacio de Gobierno en diversas entidades.
Por ejemplo, en 2022, en Cuernavaca, Morelos, la marcha derivó en destrozos significativos: manifestantes rompieron vidrios y derribaron barricadas en el Palacio de Gobierno, además de vandalizar fachadas de inmuebles públicos y privados en el centro histórico. Desde el interior del edificio se lanzó gas lacrimógeno para dispersar a las participantes, lo que generó enfrentamientos y críticas por la respuesta policial.
Estos eventos reflejan la tensión entre la expresión de las demandas feministas y las autoridades, que suelen blindar edificios emblemáticos ante las protestas.
En otros estados, como Nuevo León, también se han registrado incidentes similares. Durante la marcha del 8M de 2022, un grupo de mujeres encapuchadas rompió ventanales del Palacio de Gobierno en Monterrey, logrando incluso ingresar al recinto, donde destrozaron mobiliario y prendieron fuego a pancartas. Las llamas se extendieron por la entrada principal, afectando puertas y paredes del edificio considerado patrimonio histórico. El gobernador Samuel García lamentó los actos, atribuyéndolos a una “minoría” que, según él, desvirtuó la protesta pacífica, y prometió reparar los daños con recursos públicos. Este caso ilustra cómo las movilizaciones, aunque masivas y mayoritariamente pacíficas, han sido marcadas por actos vandálicos que generan controversia y debate sobre los límites de la manifestación.
En la Ciudad de México, el Palacio Nacional ha sido otro blanco recurrente. En 2021, durante el 8M, manifestantes intentaron derribar las vallas metálicas instaladas para proteger el edificio, utilizando sopletes y mazos, mientras escribían nombres de víctimas de feminicidio en las barreras como acto simbólico. Aunque no lograron entrar, los enfrentamientos con la policía dejaron 81 personas heridas, entre civiles y uniformadas, según reportes oficiales.
Las autoridades justificaron las barricadas como medida preventiva, pero las feministas las señalaron como una restricción al derecho a la protesta. Estos episodios, previos a la marcha de este sábado 8 de marzo de 2025, evidencian un patrón de confrontación que sigue alimentando la discusión sobre cómo equilibrar la libertad de expresión y la preservación del patrimonio público.
Previo a la marcha del 8M de este sábado 8 de marzo de 2025 en Cuernavaca, la gobernadora de Morelos, Margarita González Saravia, hizo un llamado enérgico a los grupos feministas para que las protestas se desarrollen de manera pacífica y no repitan los destrozos registrados en años anteriores en edificios públicos, como el Palacio de Gobierno.
En conferencia de prensa, la mandataria expresó su respeto por las demandas de las mujeres y su derecho a manifestarse, pero subrayó la necesidad de preservar el patrimonio estatal, recordando los daños a vidrios, puertas y fachadas en movilizaciones pasadas. González Saravia afirmó que su administración está abierta al diálogo con los colectivos para atender sus exigencias, proponiendo canales institucionales que eviten la confrontación y garanticen una jornada de expresión sin violencia ni vandalismo.