Los Alegres del Barranco, súper felices porque está creciendo su fama y la gran posibilidad de incontables contrataciones
El caso de Los Alegres del Barranco, vinculados a proceso este 12 de mayo de 2025 por un juez en Jalisco por el delito de apología del delito, refleja el creciente escrutinio hacia la narcocultura en México, particularmente en un estado como Jalisco, epicentro de la violencia del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La agrupación, junto con su representante y promotor, enfrenta cargos por proyectar imágenes de Nemesio Oseguera, alias “El Mencho”, y cantar narcocorridos como “El del Palenque” durante un concierto en el Auditorio Telmex de Zapopan el 29 de marzo.
Según el artículo 142 del Código Penal de Jalisco, la apología del delito puede conllevar penas de hasta seis meses de prisión, pero la gravedad del caso se agrava por la reincidencia en municipios como Villa Purificación, Cihuatlán y Tequila, donde usaron tácticas como “narco-karaoke” para evadir prohibiciones, lo que generó cuatro carpetas de investigación. Las medidas cautelares impuestas —prohibición de salir de Jalisco (salvo tres fechas de conciertos), firma semanal y una garantía de 1.8 millones de pesos— indican un intento de las autoridades de enviar un mensaje firme contra la glorificación del crimen organizado.
Sin embargo, el caso también pone en el centro del debate la tensión entre la libertad de expresión y la responsabilidad social de los artistas. Los Alegres del Barranco han argumentado que sus presentaciones son un montaje escénico sin intención de homenajear a criminales, y un amparo reciente en Michoacán les permitió cantar narcocorridos al considerar que las prohibiciones vulneran sus derechos constitucionales. Este precedente sugiere que el marco legal actual podría ser insuficiente o ambiguo para abordar el fenómeno de los narcocorridos, especialmente cuando las audiencias participan activamente, como en los karaokes.
Además, el gobernador Pablo Lemus ha calificado estas acciones como una “burla” a las autoridades, exigiendo incluso la comparecencia de alcaldes que permitieron los eventos, lo que evidencia una presión política para endurecer las medidas contra la narcocultura. No obstante, la ex presidenta Claudia Sheinbaum ha señalado que las prohibiciones pueden ser ineficaces, abogando por la educación como una solución más efectiva para cambiar la percepción de los jóvenes hacia este tipo de música.
En un contexto más amplio, este caso ilustra los desafíos de combatir la influencia cultural del narcotráfico en México, donde la música regional mexicana a menudo refleja realidades sociales complejas. Aunque las autoridades buscan desincentivar la exaltación de figuras criminales, la popularidad de los narcocorridos persiste, alimentada por una audiencia que los ve como expresión de su entorno o como rebeldía.
La vinculación a proceso de Los Alegres del Barranco podría sentar un precedente, pero también corre el riesgo de polarizar opiniones, entre quienes defienden la censura como medida de seguridad pública y quienes ven en estas restricciones un ataque a la libertad artística. Con un plazo de tres meses para la investigación complementaria, el desenlace del caso dependerá de cómo se equilibren los derechos individuales con el impacto social de los mensajes difundidos, en un país donde la narcocultura sigue siendo un tema profundamente divisivo.
Es probable que el caso de Los Alegres del Barranco no derive en consecuencias legales severas, dado el precedente de amparos que protegen la libertad de expresión y la ambigüedad en la aplicación del delito de apología en Jalisco, pero sin duda les ha otorgado una publicidad gratuita significativa.
La controversia, amplificada por medios y redes sociales, ha puesto su nombre en el centro de atención, atrayendo tanto a seguidores de la narcocultura como a curiosos, lo que podría traducirse en mayor demanda para sus conciertos y reproducciones en plataformas digitales. En un contexto donde la polémica a menudo impulsa la fama en la música regional mexicana, este episodio parece más una oportunidad de marketing que un riesgo real para su carrera.