LOS POLÍTICOS AGRESIVOS
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 28 de agosto de 2023
¿Por qué se pelean tan a menudo los políticos morelenses?
Es una pregunta que escucho con gran frecuencia.
Si ustedes me lo permiten, gentiles lectores, expondré primero un marco teórico (sin ánimo de aburrirlos).
Analicemos las causas de la agresión entre quienes, de alguna forma u otra, participan en la vida pública local, básicamente en cuestiones inherentes a los poderes Ejecutivo y Legislativo y a los 36 ayuntamientos, aunque en tiempos recientes se sumó el Poder Judicial.
Desde mi particular punto de vista, las frecuentes agresiones han contribuido al deterioro de la débil cohesión social de Morelos, impactando sobremanera en la competitividad del estado y su desarrollo económico.
Así, primero debemos responder al siguiente planteamiento: ¿Qué es la agresión?
Es un acto, comportamiento o acción de un individuo o de una colectividad, dirigido conscientemente a dañar, someter, disminuir, herir física o psíquicamente a otro individuo o colectividad de manera arbitraria o ilegítima desde el punto de vista de la víctima o del sistema social de la que forma parte. Puede ser simbólica o real; inmaterial o material. Su forma extrema en sentido material es la violencia.
Las agresiones varían según el grado de preparación y organización.
Se requiere la verificación de un determinado acontecimiento o la presencia de un factor psicológico, ecológico, informativo o estructural para originar la fase posterior. Si la secuencia se interrumpe en una de las fases preliminares, la agresión no ocurre.
Para continuar con este tema debo referirme al libro “Mexicanidad y esquizofrenia”, de Agustín Basave (Editorial Océano, México, 2010), donde leemos el excelente prólogo a cargo de Roger Bartra, antropólogo, sociólogo, escritor, ensayista y profesor emérito de la UNAM, quien pone el dedo en la llaga.
Escribió Bartra:
“Hay quienes están convencidos de que el origen del atraso socioeconómico y político se encuentra en las instituciones, y que el remedio no puede ser otro que la modificación de los soportes legislativos, que adolecen de un vicio de origen: fueron diseñados para fundar un sistema autoritario que no se apoyaba en una legitimidad democrática”.
Y añade:
“El problema aquí consiste en que, para modificar la estructura constitucional del país, es necesaria una racionalidad que no parece ser una de las peculiaridades de la clase política y las élites empresariales. Ciertamente, no hay mucho que nos permita confiar en que las élites políticas sufran un insólito ataque de racionalidad. Más probable es que, ante tensiones sociales o políticas, hagan de tripas corazón y acepten con cierta tolerancia ponerse de acuerdo para remendar un poco los segmentos más descosidos o gastados del tejido constitucional”.
Conforme avanzamos hacia el proceso electoral de 2024, mismo que iniciará el 4 de septiembre próximo, la confrontación y no la coexistencia pacífica seguirá siendo la constante, mientras paralelamente irán reacomodándose las fuerzas políticas rumbo a la siguiente elección, prevista para el 2 de junio de 2024. En otra columna reflexionaremos respecto a las escasas oportunidades de hacer fortuna en Morelos, donde el principal generador de recursos es el gobierno, ya sea federal, estatal o municipal. Por eso también son tan agresivos los políticos, unos contra otros, con el objetivo de sobajar e incluso destruir a los adversarios, en el ánimo de obtener recursos, dinero, negocios, etcétera, cosas que son difíciles de lograr en el sector privado.