LOS “VACACIONISTAS DE ALTA GAMA” DE MORENA Y LA CONTRADICCIÓN DE LA AUSTERIDAD
OPINIÓN
Por Guillermo Cinta Flores
Viernes 25 de julio de 2025
El Movimiento Regeneración Nacional (Morena), liderado por figuras como Claudia Sheinbaum y fundado por Andrés Manuel López Obrador, ha hecho de la austeridad y la humildad sus banderas principales, prometiendo una “Cuarta Transformación” que rompa con los excesos y privilegios del pasado.
Sin embargo, en los últimos días, hemos sido testigos de cómo algunos de sus líderes más prominentes, como Ricardo Monreal, han protagonizado episodios que desafían esta narrativa. Monreal, coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, fue captado vacacionando en España, en el lujoso restaurante “Flor y Nata” del hotel Rosewood Villa Magna, un lugar donde una habitación sencilla cuesta 28 mil pesos por noche, según reportes. Aunque él insiste en que el viaje fue pagado con recursos propios y niega haberse hospedado en dicho hotel, la imagen proyectada choca frontalmente con el discurso de humildad que Sheinbaum defiende, recordándonos que “el poder se ejerce con humildad” y que “quien nos evalúa es el pueblo”.
No es la primera vez que figuras de Morena caen en contradicciones de este tipo. En noviembre del año pasado, el mismo Monreal desató polémica al ser visto utilizando un helicóptero privado para trasladarse a San Lázaro, acompañado por el diputado Pedro Haces, conocido por su afición a eventos exclusivos como corridas de toros en Sevilla o el Gran Premio de Fórmula 1 en Miami. Este tipo de comportamientos, aunque justificados con el argumento de que se financian con recursos propios, levantan sospechas y críticas, especialmente porque Morena ha condenado históricamente a políticos de otros partidos, como Enrique Peña Nieto, por actitudes similares en destinos europeos.
La pregunta persiste: ¿cómo puede un partido que pregona “no puede haber gobierno rico con pueblo pobre” conciliar estas imágenes de opulencia con su discurso de austeridad?
Recientemente, el secretario de Educación Pública, Mario Delgado, también fue señalado por vacacionar en un lujoso hotel en Lisboa, lo que refuerza la percepción de que algunos morenistas han adoptado un estilo de vida que recuerda a los “machuchones” que López Obrador criticaba en su etapa opositora. Otros nombres, como Enrique Vázquez o Miguel Yunes, han sido mencionados en redes sociales como parte de esta tendencia de viajar a destinos exclusivos en Europa, como Madrid, las costas de Italia o Ibiza.
Aunque los involucrados insisten en que no hay recursos públicos de por medio, la opacidad en torno a la procedencia de esos fondos alimenta la desconfianza. La falta de transparencia y la dificultad para verificar estas afirmaciones erosionan la credibilidad de un movimiento que prometió ser diferente.
Sheinbaum, en su papel de presidenta, ha intentado marcar la pauta con un discurso claro: el poder debe ejercerse con humildad, y los militantes de Morena deben ser un ejemplo de congruencia. En una carta enviada al partido en mayo de 2025, insistió en que los legisladores no deben usar recursos públicos para “turismo político” y que la frivolidad, el consumismo y la ambición no tienen cabida en Morena. Sin embargo, estas palabras parecen no resonar en todos los niveles del partido. La recurrencia de estos escándalos sugiere una desconexión entre los principios proclamados y las acciones de algunos de sus líderes, lo que pone en riesgo la legitimidad del proyecto de la Cuarta Transformación ante un pueblo que, como bien señala Sheinbaum, siempre está observando y evaluando.
En conclusión, los “vacacionistas de alta gama” de Morena representan una contradicción que el partido debe abordar con urgencia. Si bien es cierto que todos tienen derecho a disfrutar de su tiempo libre, las imágenes de lujo en el extranjero son un recordatorio de los privilegios que Morena prometió desterrar. La austeridad no es solo una cuestión de recursos propios o públicos; es una actitud, un compromiso visible con los valores que el movimiento dice representar. Mientras figuras como Monreal, Delgado y otros continúen proyectando una imagen de opulencia, el mensaje de humildad de Sheinbaum seguirá siendo solo un eco lejano, y Morena arriesga convertirse en aquello que alguna vez criticó: un reflejo de la élite política desconectada del pueblo.