Menores en la mira del narco: 87 detenciones reflejan una crisis estructural
Desde el inicio del sexenio en diciembre de 2018, el Gobierno federal ha detenido a al menos 87 menores de edad en operativos contra el narcotráfico y el crimen organizado, según un reporte del periódico 24 Horas este 31 de julio de 2025.
La mayoría de estas detenciones ocurrieron en Sinaloa, bastión del Cártel de Sinaloa, donde las facciones de Los Chapitos y La Mayiza se disputan el control tras las capturas de líderes como Joaquín “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada.
Especialistas como Juan Martín Pérez, de Tejiendo Redes-Infancia, señalan que los cárteles reclutan menores para reemplazar bajas, aprovechando su vulnerabilidad en un contexto de pobreza y abandono escolar.
El 5 de junio de 2025 marcó un pico con 14 menores detenidos, cinco de ellos en Caborca, Sonora, evidenciando la magnitud del problema.
Morelos no escapa a esta problemática
Aunque no se menciona en la nota de 24 Horas, reportes locales confirman el reclutamiento de menores por grupos criminales como el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y células locales. En 2023, el Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes en Morelos registró 53 detenciones de jóvenes por narcomenudeo, muchos de ellos cooptados en escuelas primarias y secundarias para distribuir drogas.
La pobreza, que afecta al 50.3% de los menores en el estado, y una tasa de deserción escolar del 8.2% en secundaria, según INEGI, crean un caldo de cultivo para que los cárteles exploten a adolescentes, a menudo bajo amenazas o promesas de dinero.
La participación de menores en el crimen organizado refleja fallas estructurales en México. Programas como las Becas Benito Juárez o Jóvenes Construyendo el Futuro buscan prevenir el reclutamiento, pero su impacto es limitado frente a la desigualdad y la violencia.
En Sinaloa, la fragmentación del Cártel de Sinaloa ha intensificado la demanda de “mano de obra” joven, mientras que en Morelos, casos como el de Édgar Jiménez Lugo, “El Ponchis,” detenido en 2010 a los 14 años por asesinatos, muestran que el problema no es nuevo.
Los menores, vistos como víctimas y perpetradores, son utilizados como halcones, mulas o sicarios, roles que los exponen a la violencia y al sistema penal.
Combatir esta crisis requiere más que operativos policiales. Especialistas urgen políticas integrales que aborden la pobreza, fortalezcan la educación y ofrezcan alternativas reales a los jóvenes.
En estados como Sinaloa y Morelos, donde la narcocultura permea y las oportunidades escasean, el reclutamiento de menores seguirá siendo una constante si no se atacan las causas de fondo. Las detenciones, como las 87 reportadas, son solo la punta del iceberg de un problema que demanda una respuesta urgente y coordinada para proteger a una generación atrapada entre la marginación y el crimen.