MÉXICO: DONDE LA VIDA (DE LOS PERIODISTAS) NO VALE NADA
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Miércoles 6 de diciembre de 2023
Mi inolvidable amigo Luis Reyes Brambila, uno de los mejores periodistas mexicanos oriundo de Jalisco, decidió quemar las naves construidas en Guadalajara y el 13 de mayo de 1978 fundó el periódico Vallarta Opina, sí, en el hermosísimo Puerto Vallarta, donde trabajé a su lado durante casi dos años entre 1990 y 1991.
Algún día, en una de muchas charlas, Luis me contó varias anécdotas surgidas una vez establecido en Puerto Vallarta y fundado el diario que dirigió hasta su fallecimiento el 29 de abril de 2021. Periodista crítico en Guadalajara, no dudó en cuestionar algunas decisiones del presidente municipal de Puerto Vallarta en aquella época y en los albores de Vallarta Opina. Con gran sentido del humor, me comentó lo siguiente:
“De hecho iniciamos (con Vallarta Opina) una nueva época en el periodismo local, sobre un territorio donde la industria turística no alcanzaba los niveles de hoy (1990-1991). Los políticos locales conservaban, como en alguna ranchería de cualquier parte de la República (dicho esto con respeto), actitudes de caciques, muy autoritarios. Aquel presidente municipal, cuyo nombre no recuerdo, me interceptó en alguna calle de Vallarta y me increpó de manera violenta diciéndome: ‘Oiga. ¿Por qué anda hablando mal de mí?’. Obviamente, el alcalde se refería a un comentario publicado en el periódico contra su administración”.
Luis contaba aquello con sentido del humor, pero la reacción del alcalde, amén de revelar que en Vallarta no existía la necesidad de señalar vía mediática los errores de las autoridades municipales, también mostraba la intolerancia de políticos locales por ciertos comentarios periodísticos. Se lo tomaban a título personal, como cuando un vecino le reclama a otro si habla mal de él.
El 15 de abril de 1983 vino a Cuernavaca otro gran periodista mexicano, Manuel Buendía, para sustentar una conferencia en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, organizada bajo los auspicios de la Vanguardia Periodística Gilberto Figueroa. Al término de la misma, varios comunicadores locales tuvimos la oportunidad de convivir con Manuel Buendía, quien fuera asesinado el 30 de mayo de 1984 afuera de su oficina en la Ciudad de México. También nos narró algunas anécdotas, la mayoría vinculadas a presiones de diferente índole por parte de políticos resentidos por sus columnas. Nos dijo que la diferencia entre los colegas de la Ciudad de México y los de una ciudad como Cuernavaca estriba en que, en la capital mexicana, posiblemente tardes mucho tiempo en encontrarte cara a cara con un funcionario a quien hayas exhibido por su mala conducta en el servicio público, mientras que en provincia, verbigracia en Cuernavaca, quizás te los topes a la vuelta de la esquina, de un momento a otro.
Quise recordar todo lo anterior luego de escuchar, la mañana de este martes, a voceros de la asociación civil Propuesta Cívica, entrevistados por Ciro Gómez Leyva en Grupo Fórmula. Dicha organización no gubernamental publicó ayer el primero de tres cortometrajes como parte de la campaña denominada Historias que Sobreviven, con la que buscará concientizar sobre el asesinato de 177 comunicadores en México, desde 2006, por cuestiones inherentes a su profesión. El primer cortometraje recrea el artero homicidio de la periodista Regina Martínez Pérez, ocurrido en Veracruz el 28 de abril de 2012. A pesar de que en aquel momento investigaba el hallazgo de fosas clandestinas en dicha entidad, las autoridades concluyeron que se trató de un “crimen pasional” y así cerraron el caso. El asesinato sigue impune hasta nuestros días.
Los cortometrajes se exhiben en la página web https://propuestacivica.org.mx/, en Youtube y en distintos medios de comunicación. Hoy más que nunca necesitamos crear conciencia sobre el grave peligro que los periodistas corremos todos los días en cualquier parte de la República, en tanto el gobierno contribuye, con su apatía y negligencia, a generar impunidad ante la violencia contra los comunicadores. No le importan.