México en el top 10 de la felicidad: ¿Triunfo cultural o paradoja estadística?
LA CRÓNICA DE MORELOS. Jueves 20 de marzo de 2025.
El debate sobre la posición de México en el ranking mundial de países más felices, particularmente en el contexto del Informe Mundial de la Felicidad 2025, refleja una mezcla de sorpresa, orgullo, escepticismo y análisis crítico.
En este informe, publicado este jueves 20 de marzo de 2025, México logró ingresar por primera vez al top 10, ubicándose en el décimo lugar entre 147 países evaluados, un ascenso notable desde el puesto 25 que ocupó en 2024. Este avance ha generado diversas perspectivas entre académicos, medios y la población en general.
Por un lado, el ascenso de México se celebra como un reconocimiento a factores culturales y sociales que parecen contrarrestar desafíos persistentes como la violencia, la desigualdad y la corrupción. El informe, elaborado por la Universidad de Oxford, Gallup y la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la ONU, destaca el apoyo social, la estructura familiar sólida y la resiliencia cultural como elementos clave detrás de esta posición. La cultura mexicana, con su énfasis en las relaciones familiares y comunitarias, se señala como un pilar que compensa las dificultades económicas y de seguridad. Por ejemplo, se menciona que la cohesión social, reflejada en festividades y tradiciones, fortalece el bienestar general, lo que ha sido bien recibido por quienes ven en esto una validación de la identidad nacional.
Sin embargo, el debate también incluye voces críticas que cuestionan la metodología del ranking y la aparente desconexión entre esta clasificación y la realidad cotidiana. Algunos observadores, como Roberto Castellanos Cereceda de la UNAM, han calificado el ascenso como “llamativo” y sugieren que podría responder a una percepción subjetiva más que a mejoras objetivas en indicadores como el PIB per cápita o la esperanza de vida.
En redes sociales, hay quienes expresan incredulidad, señalando problemas como el aumento de la violencia y las desapariciones, y preguntándose cómo un país con tales desafíos puede estar entre los más felices. Esta tensión refleja una paradoja conocida en América Latina: niveles de felicidad relativamente altos a pesar de condiciones adversas, lo que algunos atribuyen a factores culturales no captados plenamente por las métricas estándar.
Otro punto de discusión es la comparación con otros países. México superó a naciones como Estados Unidos (que cayó al puesto 24) y se posicionó como el segundo país más feliz de América Latina, solo detrás de Costa Rica (sexto lugar). Esto ha alimentado debates sobre si el modelo mexicano, basado en redes sociales fuertes más que en riqueza material, ofrece lecciones valiosas, o si el ranking subestima la gravedad de sus problemas estructurales. Mientras tanto, el contexto político también entra en la conversación, con algunos atribuyendo el logro a políticas de bienestar recientes, aunque esto carece de consenso y evidencia directa en el informe.
El debate sobre la posición de México en el ranking de 2025 oscila entre el reconocimiento de sus fortalezas culturales y el escepticismo sobre cómo estas pueden pesar más que sus desafíos. Es un tema que invita a reflexionar sobre qué significa realmente la felicidad y cómo se mide, especialmente en un país de contrastes tan marcados como México.