MUCHO MENOS AGUA EN MORELOS
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 15 de abril de 2024
Mientras algunos sectores políticos y sociales de Morelos se mantienen inmersos en conflictos, sin haber signos de acuerdos cuyo objetivo sea el trabajo coordinado para lograr el desarrollo integral de Morelos, en otros ámbitos de la República trascienden datos que deberían motivarnos a la unidad de esfuerzos. Hoy por hoy, todos los miembros de la denominada clase política están dedicados a visitar las “siete casas”, es decir, incrustarse en tal o cual campaña preelectoral para ver si consiguen una lucrativa chamba en el próximo trienio o sexenio. Respecto al tema de hoy de esta columna, son ignorantes y/o no les importa.
Un informe proveniente del Estado de México señala que durante los pasados 11 años, de 2012 a 2023, disminuyó en más de 45 por ciento el volumen del agua de deshielo de los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl, principal fuente de abastecimiento de los municipios del suroriente de aquella entidad federativa, pero también de los mantos freáticos del Estado de Morelos, lo que explica la escasez, aun en temporada de lluvias, en algunas comunidades de nuestras regiones.
En dicho lapso, según datos de la Comisión del Agua del Estado de México, se registró una reducción de más de 832 millones 275 mil litros que captaban los cinco sistemas hidráulicos que operan en la zona y que son Cuijingo-Juchitepec, Sor Juana Inés de la Cruz; Ozumba-Tepetlixpa, Morelos y El Salto, donde en el año 2012 se captaron mil 812 millones 653 mil litros de agua de deshielo del Popocatépetl y el Iztaccíhuatl. Empero, la cantidad varió a 980 millones 378 mil litros en 2018.
El sistema Morelos, que opera agua del Iztaccíhuatl y abastece a localidades morelenses, redujo su producción en 52 por ciento en el mismo periodo. En el 2012 administró 544 millones 861 mil litros y en el 2018, 261 millones 660 mil litros. Se supone que el “Manto Cuernavaca”, del cual se proveen manantiales tan importantes como el del “Túnel” y el de “Chapultepec”, a su vez es sostenido por el citado deshielo.
La disminución en el volumen del agua suministrada por los volcanes se debe a diferentes motivos, pero destacan una menor superficie forestal, la lluvia ácida, la contaminación, las erupciones volcánicas, la disminución de los glaciares y el calentamiento global de la tierra. Todos estos fenómenos han incidido en que haya menos disponibilidad de agua en las comunidades.
Para colmo de males, en el caso concreto de Morelos los 36 municipios siguen creciendo como lapas, irregularmente.
El destino nos alcanzó en materia de desechos orgánicos e inorgánicos, pero lo está haciendo también en torno al vital elemento.
En 2017, Juan Carlos Valencia Vargas, entonces director general de la Comisión Estatal del Agua (Ceagua), en entrevista concedida a quien esto escribe, advirtió que durante los siguientes cinco años faltaría el agua y no se equivocó. Poco a poco se ha cumplido su pronóstico. La semana pasada, la misma institución, hoy presidida por Jaime Juárez López, lanzó la voz de alerta frente a la gravísima sequía que azota a toda la entidad. Pero, al menos en los oídos de quienes se hacen trizas buscando una chambita en las siguientes administraciones municipales y en la estatal, esa alerta les entró por una oreja y les salió por la otra.
El agua se acaba y hay que cuidarla.