NISSAN MEXICANA SE VA
CRÓNICA DE MORELOS
02 de agosto 2025
Eduardo Ángel Cinta Flores
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En el 2020 el COVID-19 cambió la manera de vivir de todas las personas alrededor del mundo, fue un año lleno de amargas noticias, un año donde se rompieron esquemas, tendencias y se marcaron nuevos rumbos. No cabe duda, que los estragos económicos y sanitarios ocasionados a raíz de la pandemia pasarán a la historia.
Ante las obligadas medidas de distanciamiento social, el rompimiento de las cadenas de producción, el cierre prolongado de empresas, negocios y centros de entretenimiento, originó que la actividad económica nacional registrara una caída nunca vista en su historia.
Altos niveles de incertidumbre derivados por la pérdida de empleos, el cierre de empresas y el continuo declive en la inversión en el país llevaron a que México cayera en una crisis económica, la más aguda en más de 40 años.
Nuestra entidad resintió altamente los efectos de una pandemia totalmente descuidada por las autoridades las que, con engaños en lugar de aliviarnos pregonaban el encierro y el consumo de medicamentos inadecuados deteniendo la reincorporación a las actividades de todos los sectores.
Las condiciones a nivel mundial conforme se degradaron fueron atendidas en la medida del conocimiento del mal y el implemento de la vacuna que impedía su propagación. Empresas internacionales produjeron millones de dosis para el paciente mundial, México en plan nacionalista no se apegó de inmediato al ordenamiento sanitario ya que produciría su propia vacuna soslayando lo que farmacéuticos honestos y de gran calidad habían estudiado y ensayado con éxito por tiempo atrás.
En medio de ese ambiente de recuperación, la economía nacional fue rehabilitándose con crecimientos infames a los requeridos e implementados en el mundo. La industria automotriz entró en un momento de alta competencia, alguna con dopaje en su mercadeo.
Los chinos se hicieron presente en los dos casos con la gestación del Corona Virus y la existencia de medio centenar de empresas automotrices que invadieron globalmente al mercado.
México fue efecto de esa doble infestación, de la primera, pudimos salir por milagro de Dios, en la segunda, en los últimos cinco años se acrecentó, en nuestro país se establecieron 21 marcas automotrices chinas que incrementaron una desleal competencia a las empresas radicadas desde 1925 con Ford, 1937 con Chevrolet, 1966 con Nissan y así Renault, Honda, Mazda, etc. que vieron vectores de éxito y acordaron con el gobierno mexicano su inversión detonando el empleo tan necesario en todo momento.
Nuestro país para recuperar e impulsar la inversión, que generaría mayor crecimiento económico, oportunidades laborales y dinero para las familias mexicanas, requiere proporcionar una mayor seguridad a la población que quiere invertir, de manera que se garantice que sus inversiones tendrán una oportunidad real de prosperar.
Algunos pendientes que se deben atender para lograrlo incluyen la necesidad de hacer cumplir el Estado de Derecho en México y garantizar la certeza jurídica; además, es fundamental asegurar el funcionamiento y la permanencia de las instituciones gubernamentales y autónomas, de manera que aquellos que querrían invertir sientan que se respetarán sus derechos y se protegerán sus recursos en la medida de lo posible.
NISSAN Mexicana al igual que las otras longevas marcas tuvo que reaccionar ante las circunstancias que se le presentaron internamente, aunadas con las amenazas restrictivas y las arancelarias cumplidas que el gobierno estadounidense ha impuesto a la industria automotriz que surte a ese país.
Es injusto que se califique como engañosa a NISSAN, desde abril de este año mencionó la transferencia de líneas de producción a su complejo en Aguascalientes, así como la cancelación de una línea de producción en CIVAC. Durante sesenta años dio empleo a miles de trabajadores morelenses, se erigió como la principal empresa en nuestro estado.
Se debe analizar lo hecho por AMLO al abrir al mercado chino sin condiciones e ignorando los acuerdos existentes con las empresas automotrices en nuestro país y a Cuauhtémoc Blanco al no brindar condiciones de seguridad total a la inversión de NISSAN.
AMLO con Trump acordó y no cumplió la no aceptación de empresas chinas en México, igual que hizo Peña Nieto al cancelar el macro proyecto Dragon Mart que se asentaría en Quintana Roo. Abrió el zaguán dañando a la industria automotriz existente. El tepiteño lejos de reunirse con los empresarios de NISSAN desatendió la seguridad de los trabajadores, auspició el cobro de piso al derredor de la planta CIVAC, no promovió con el gobierno federal y tampoco generó incentivos fiscales que estimularan a la empresa nipona.
Ayer mencionó mi compañero Enrique Durand a los trabajadores que se quedan sin empleo. Son la consecuencia más sensible de esta negociación. Junto a ellos, se habla de 3000 personas base, debemos agregar los indirectos, los de las empresas que surtían componentes a la planta CIVAC, los transportistas, el comercio circundante y tantos más.
Esta situación se gestó antes del arribo del actual gobierno, ellos están actuando con congruencia y positividad, hoy les tocará bailar con la más fea, pocos trabajadores serán ubicados en la capital hidrocálida y el resto deben ser asesorados para su subsistencia. Ayer se expresaron en ese sentido la gobernadora Margarita González Saravia y el secretario de desarrollo económico Víctor Sánchez Trujillo. Esa población, trabajadores y familiares, en tres meses, deben ser transferidos al IMSS BIENESTAR ya no cotizarán en el Seguro Social.