NO MÁS MILITARES RECICLADOS: CUERNAVACA MERECE POLICÍAS, NO EXPERIMENTOS FALLIDOS
LA CRÓNICA DE MORELOS
Martes 2 de diciembre de 2025
E D I T O R I A L
Cuernavaca lleva años atrapada en el mismo círculo vicioso: cada vez que la inseguridad se sale de control, el alcalde en turno llama a la Sedena y pide “un militar de confianza”. Nueve meses después, el salvador llega con currículum impecable y resultados desastrosos, y la ciudad sigue igual o peor.
Guillermo García Delgado es solo el capítulo más reciente de esta tragicomedia que ya cansa. Llegó en febrero con el aval de la 24/a Zona Militar y la Guardia Nacional. Lo presentaron como el perfil idóneo: capitán retirado, treinta años de experiencia en inteligencia.
Este martes, el alcalde Urióstegui admite que los homicidios bajaron (porque los grupos criminales hicieron tregua, no porque la policía haya hecho gran cosa), pero los robos a casa habitación, a transeúnte y a negocio se dispararon. La presencia policial en las colonias es tan raquítica que el 34 por ciento de los auxilios se concentra en unas cuantas zonas y al resto nos dejan a merced de la delincuencia.
El problema no es personal; es sistémico. El Ejército forma excelentes soldados para combatir enemigos externos o insurgencias, no para dirigir policías municipales que necesitan prevención, proximidad y estrategia urbana.
Un aval de la Secretaría de la Defensa no es garantía de eficacia en las calles de Cuernavaca; muchas veces es simplemente una forma elegante de jubilar a oficiales que ya no caben en la estructura militar.
José Luis Urióstegui tiene ahora la oportunidad de romper el molde. Si mañana anuncia otro militar “de alto perfil”, estará firmando la condena de los próximos tres años. Los cuernavacenses no necesitamos más condecorados de escritorio ni secretarios que rindan cuentas al general en lugar de a la ciudadanía. Necesitamos un titular de Seguridad que entienda que su jefe no es el comandante de zona, sino el vecino que ya no puede salir después de las ocho de la noche.
Ya es hora de dejar de tratar a la Sedena como agencia de empleo para oficiales en retiro y empezar a profesionalizar de verdad la policía municipal. Porque mientras sigamos importando “salvadores” con charreteras, Cuernavaca seguirá siendo rehén de la misma fórmula que nunca ha funcionado. Y los únicos que pagamos el precio somos nosotros.
