NO MÁS ROSARIO PIEDRA EN LA CNDH
ANÁLISIS
Por Guillermo Cinta Flores
Viernes 08 de noviembre de 2024
El rechazo social y político hacia la reelección de Rosario Piedra Ibarra como presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de México se fundamenta en varios aspectos críticos de su gestión y perfil político. En primer lugar, su elección inicial en 2019 fue polémica debido a acusaciones de irregularidades en el proceso de votación en el Senado, lo cual empañó su legitimidad desde el principio. Este hecho ha sido recordado y criticado por la oposición y por sectores de la sociedad civil que buscan una figura con una designación inmaculada.
Durante su gestión, Rosario Piedra ha sido señalada por su supuesta falta de autonomía respecto al poder ejecutivo. Su cercanía con el partido Morena y el anterior gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha llevado a cuestionamientos sobre si la CNDH ha actuado como un verdadero contrapeso o si ha sido una institución más alineada con las políticas gubernamentales. Este tema ha sido particularmente sensible en un contexto donde la independencia de los organismos autónomos es vista como crucial para la defensa de los derechos humanos.
Además, su administración ha sido criticada por la ineficiencia en la atención a casos de violaciones de derechos humanos. Reportes indican que la CNDH bajo su dirección ha recibido numerosas quejas, especialmente contra fuerzas armadas, sin emitir recomendaciones proporcionales o acciones significativas para proteger a los ciudadanos. Este descontento se refleja en los informes de organizaciones como el Centro Prodh, que han señalado un debilitamiento institucional en áreas clave durante su mandato.
El anuncio de Rosario Piedra de proponer la desaparición de la CNDH para crear una nueva entidad, la Defensoría Nacional de los Derechos del Pueblo, ha añadido otra capa de controversia. Aunque esta propuesta podría sugerir una reforma necesaria, para muchos críticos, también refleja una falta de compromiso con la institución que ha liderado durante cinco años, lo cual no inspira confianza en su capacidad para continuar al frente.
Finalmente, el sentimiento en redes sociales y entre organizaciones civiles refleja una fuerte oposición a su reelección. Declaraciones públicas muestran una comunidad activa que ve su potencial continuidad como un error que podría perpetuar la “colonización” de la CNDH por intereses políticos. La exigencia es por un liderazgo que no solo sea independiente sino que también demuestre una gestión eficiente y transparente en la defensa de los derechos humanos en México.