PODER EN DISPUTA: LA LUCHA INTERNA ENTRE MAGISTRADOS EN MORELOS
ANÁLISIS
Por Guillermo Cinta Flores
Sábado 26 de octubre de 2024
El conflicto entre los magistrados del Tribunal Superior de Justicia de Morelos se centra en varios aspectos, principalmente de índole administrativa, financiera y de control político dentro de la institución.
A continuación abordaré las causas por las que, según mi punto de vista, generaron la ingobernabilidad en tan importante ámbito de la administración de justicia. Esto ha sucedido y sigue ocurriendo frente a un escenario, el de la reforma constitucional al Poder Judicial federal, que podría echar a la calle a los mismos funcionarios judiciales, cuya principal expectativa pudiese radicar en conseguir un jugoso haber de retiro.
De entrada hay una evidente disputas por el liderazgo. Es bastante clara la pugna por el control de la presidencia del Tribunal y las decisiones administrativas que conlleva. Esto ha generado divisiones internas entre magistrados que apoyan a diferentes liderazgos.
Aparece la asignación y uso de recursos. Si no hay recursos, no hay disputa. Y en el escenario turbulento del TSJ los magistrados han manifestado desacuerdos en torno a la distribución de los recursos financieros del Tribunal. Algunas facciones consideran que los dineros no se están administrando de manera justa o que se asignan en beneficio de ciertos sectores.
Aparece entonces la intervención política. Reiteradamente se ha señalado la influencia política de actores externos que buscan inclinar decisiones judiciales en función de intereses particulares, afectando la independencia del poder judicial en el estado. Esto genera fricciones entre los magistrados, especialmente aquellos que buscan mantener la autonomía judicial frente a presiones externas. Desde el Congreso local ha emanado cierta injerencia en el TSJ. Ahí surgieron mil especulaciones sobre el pago de magistraturas.
También hay inconformidad por la prolongación de periodos judiciales. El tema de la extensión de los periodos de los magistrados y los procedimientos de designación y ratificación también ha sido motivo de conflicto. Algunos magistrados han cuestionado la legalidad de ciertos nombramientos o periodos prolongados, lo que crea un ambiente de tensión sobre la legitimidad de algunos actores. En ello el principal involucrado es el presidente del TSJ, Jorge Gamboa Olea.
Internamente, hay inconformidades sobre el funcionamiento del Tribunal en términos de eficiencia y eficacia. Los conflictos han impactado negativamente el trabajo de la institución, ralentizando la impartición de justicia y afectando la percepción pública de este órgano judicial. Decenas de casos no se han podido ventilar en el Pleno de Magistrados por la misma ingobernabilidad.
Todos estos conflictos no sólo generan tensiones internas, sino que también afectan la imagen pública del Tribunal Superior de Justicia de Morelos, incrementando la percepción de que hay una crisis de gobernabilidad y de independencia en el poder judicial del estado. Para colmo de males, un grupo de los multicitados funcionarios judiciales pretendió que la gobernadora Margarita González Saravia mediara en el conflicto, pero la dama no cayó en el garlito y los dejó solos, por estar inmersos en un poder autónomo. Los magistrados ya son lo suficientemente adultos como para andar buscando soluciones en el Ejecutivo.
¿Ahora qué sigue? Predomina la necesidad de acuerdos entre los magistrados, sobre todo cuando frente a ellos se levanta la amenaza de enviarlos a la calle en breve. A muy corto plazo deberán plantear un presupuesto realista para garantizar la operación del Poder Judicial de Morelos, pero si insisten en conseguir más de mil 500 millones de pesos aplicables a la liquidación y haber de retiro una vez consumada la reforma constitucional de López Obrador, se toparán con la negativa de los diputados locales. El futuro es de mucha incertidumbre, confusión, ingobernabilidad y falta de cohesión interna.