POSIBILIDAD DE UN CABLEBÚS EN CUERNAVACA: UN SALTO HACIA LA MOVILIDAD DEL FUTURO
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Viernes 3 de octubre de 2025
En un contexto donde la movilidad urbana en Morelos enfrenta desafíos crónicos como el congestionamiento vial y la obsolescencia del transporte público, el gobierno estatal ha puesto los ojos en el Cablebús como una solución innovadora. Según declaraciones del jefe de la Oficina de la Gubernatura, Javier García Chávez, esta alternativa de transporte aéreo se analiza para mejorar la conectividad en el estado, particularmente en Cuernavaca, donde las topografías accidentadas y el crecimiento urbano desordenado limitan las opciones convencionales.
El proyecto, enmarcado en la armonización de la Ley de Movilidad y Seguridad Vial, busca integrar este sistema a las rutas existentes, ofreciendo un servicio eficiente, seguro y sustentable que podría transformar los traslados diarios de miles de morelenses. Sin embargo, su viabilidad depende no solo de la voluntad política, sino de un análisis profundo de costos y beneficios en corredores específicos de la capital.
Uno de los mayores atractivos del Cablebús radica en su capacidad para sortear barreras geográficas que hoy obligan a rodeos de hasta 40 minutos en automóvil o combi. En la zona norte de Cuernavaca, por ejemplo, un trazado desde Lomas de Ahuatlán y Altavista hacia el centro podría acortar distancias y descongestionar avenidas como Morelos y Cuauhtémoc, beneficiando a residentes de Tlaltenango que dependen de rutas saturadas.
De igual modo, en la zona sur-oriente, conexiones desde colonias cercanas a la UAEM y CIVAC hacia avenidas principales como la Universidad o Plan de Ayala facilitarían el acceso a centros educativos y comerciales, reduciendo tiempos de traslado en un 50% según proyecciones similares en otras ciudades. Este enfoque interconectado, con terminales que enlacen al transporte ordinario, promueve un sistema integral que no solo acelera la movilidad, sino que fomenta el uso de opciones ecológicas al minimizar emisiones de CO2 en comparación con el tráfico vehicular.
No obstante, la implementación enfrenta obstáculos significativos que podrían dilatar o incluso frustrar el proyecto. El costo inicial es desorbitante: estimaciones previas en Morelos lo cifran en cientos de millones de pesos por kilómetro, lo que lo convierte en una “posibilidad muy cara” para un estado con presupuestos limitados. Además, la topografía cuernavaca, con sus barrancas y pendientes pronunciadas, exige estudios geotécnicos detallados para garantizar la seguridad estructural, mientras que la integración con el transporte público actual requeriría una reestructuración masiva de rutas y horarios. Críticas de expertos locales señalan que, sin una inversión en mantenimiento a largo plazo, el sistema podría replicar problemas de otros proyectos ambiciosos en México, como retrasos en licitaciones o sobrecostos por corrupción. Estos retos exigen una planificación transparente y participativa para evitar que el Cablebús se quede en el papel.
Comparado con experiencias exitosas como el Cablebús de la Ciudad de México, que ha transportado millones de pasajeros desde su inauguración en 2021, el modelo morelense podría adaptarse con éxito si se enfoca en escalas locales. En la capital federal, este sistema ha demostrado reducir accidentes viales en un 30% y mejorar la accesibilidad en zonas marginales, logros que Cuernavaca podría emular en conexiones entre municipios conurbados como Jiutepec o Emiliano Zapata. Sin embargo, a diferencia de la metrópoli, donde el volumen de usuarios justifica la inversión, en Morelos el éxito dependería de subsidios federales y alianzas público-privadas para mitigar el impacto financiero. Esta comparación subraya la necesidad de un piloto en un corredor piloto, como el sur-oriente, para validar su eficiencia antes de una expansión.
En conclusión, el Cablebús representa una oportunidad audaz para reposicionar a Cuernavaca como una ciudad moderna y conectada, alineada con los objetivos de sustentabilidad del gobierno de Morelos. Si se abordan los desafíos económicos y logísticos con rigor, podría no solo aliviar la presión vial en puntos clave, sino inspirar una movilidad integral que beneficie a toda la zona metropolitana. No obstante, su implementación exige un compromiso multipartidista y la voz de la ciudadanía para asegurar que este “tema nuevo” no sea solo un sueño ambicioso, sino una realidad tangible que eleve la calidad de vida en la capital morelense. El tiempo apremia: con la nueva ley de transporte en el horizonte, Morelos tiene la chance de liderar la innovación en movilidad regional.