Promueve UAEM cuidado del Jardín Botánico Estatal como valioso patrimonio biocultural
Columba Monroy Ortiz, investigadora del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB) de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), destacó la importancia del Jardín Botánico Estatal como un valioso patrimonio biocultural, a pesar de enfrentar serios desafíos.
En el marco del Encuentro de experiencias del conocimiento en manejo de Recursos Naturales que cada mes presenta una conferencia, Monroy Ortiz expuso el tema de “Botánica y ecología vegetal en el Jardín Botánico Estatal de la UAEM”, en la cual dio a conocer que el jardín, fundado en 1979, alberga más de 300 especies de plantas en solo cuatro hectáreas, un número significativamente mayor que las 50 especies registradas en 1985 y las 100 en 2010.
Un hallazgo reciente y crucial es que el Jardín Botánico no solo colinda con el Corredor Biológico Chichinautzin, sino que, de acuerdo con los registros geográficos, forma parte integral de él, lo que le da aún más relevancia en la conservación de la diversidad vegetal.
La investigadora dio a conocer que un trabajo previo da cuenta de mil 400 especies registradas en Morelos, de las cuales el 30 por ciento son endémicas, y el 17 por ciento de las angiospermas registradas en la zona conurbada de Cuernavaca se encuentran en el jardín.
Columba Monroy dijo que el trabajo de investigación en dicho espacio abarca la composición y estructura arbórea, con un enfoque en la zona norte donde predominan los fresnos, y la zona sur con una composición más diversa influenciada por la barranca.
En las dos zonas del Jardín Botánico se ha identificado una alta proporción de especies nativas -más del 80-90 por ciento- y cinco especies endémicas de árboles. Además, se han encontrado parientes silvestres del frijol, lo que representa un “pequeño tesoro” para el jardín.
Enfatizó la importancia de la fenología, el estudio de los ciclos de vida de las plantas, como un indicador clave del cambio climático ya que la alteración de los patrones de floración, como se observó durante la sequía de hace dos o tres años, afecta a toda la cadena ecológica.
A pesar de su riqueza, el Jardín Botánico, explicó la investigadora del CIB, enfrenta múltiples amenazas: la falta de personal contratado por la universidad, la invasión de basura por parte de vecinos y visitantes, el robo de orquídeas por parte de estudiantes de biología y el riesgo de incendios son problemas constantes.
Resalta en su opinión que la expansión urbana de la zona metropolitana de Cuernavaca, que ha reducido la superficie agrícola en un 69 por ciento y la forestal en un 9.9 por ciento, y las concesiones mineras que afectan áreas protegidas como la Sierra de Huautla, son ejemplos de la presión que sufre el territorio donde habitan las especies de flora y fauna de Morelos.
A pesar de estos desafíos, dijo que el equipo del CIB continúa trabajando en la investigación, la etnobotánica, la divulgación y la docencia, colaborando con diversas instituciones y la comunidad para que el jardín siga siendo un espacio para el estudio de especies, como las mariposas, que en un trabajo reciente ha registrado 60 especies diurnas, así como de mamíferos, incluyendo conejos, tlacuaches y cacomixtles y aves.

 
                                                                     
                                                                     
                                                                    