Pura piña de Piña sobre su disculpa por violencia política de género contra funcionarias municipales de Temixco
En un acto que ha generado controversia, Israel Piña Labra, alcalde de Temixco, ofreció una disculpa a puerta cerrada a la síndica Graciela Cárdenas Morales y a la regidora Adriana de la Cruz Castrejón, tras ser señalado por violencia política en razón de género.
La orden del Tribunal Electoral del Estado de Morelos (TEEM) exigía una disculpa pública, pero este martes 19 de agosto de 2025, Piña Labra optó por leerla durante una sesión de Cabildo sin permitir el acceso a los medios de comunicación, lo que ha sido interpretado como un intento de minimizar el alcance de la sentencia.
La resolución del TEEM, emitida en cumplimiento de la sentencia TEE/JDC/047/2024-2, buscaba reparar el daño causado por las acciones de Piña Labra, quien fue encontrado responsable de vulnerar los derechos político-electorales de las funcionarias. Sin embargo, la naturaleza cerrada de la disculpa ha desatado críticas, ya que contraviene el carácter público exigido por el tribunal. Este acto ha sido visto como una muestra de renuencia por parte del alcalde para asumir plenamente su responsabilidad y acatar la resolución de manera transparente.
Además, Piña Labra ha impugnado la sentencia ante la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, argumentando que los hechos denunciados no constituyen violencia política de género y que el TEEM no analizó adecuadamente su competencia en el caso. Esta acción refleja su intención de revertir la resolución, lo que ha generado aún más cuestionamientos sobre su compromiso con la reparación del daño y el respeto a los derechos de las afectadas.
La situación ha puesto en el centro del debate la efectividad de las sanciones por violencia política de género en Morelos y el compromiso de las autoridades locales con la transparencia y la justicia. Mientras las funcionarias agraviadas y la ciudadanía esperan una disculpa pública genuina, el actuar de Piña Labra refuerza la percepción de que su “disculpa” fue más un trámite que un gesto sincero de reconocimiento y reparación.