¿QUÉ ES LA OCLOCRACIA?
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Jueves 18 de enero de 2024
El 27 de noviembre de 2022 se desarrolló en Ciudad de México la denominada “Marcha del Pueblo”, convocada y encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador en respuesta a la movilización que dos semanas antes habían llevado a cabo organizaciones de la sociedad civil y partidos políticos opositores a Morena (del cual emergió el propio AMLO para buscar la presidencia de la República), en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE) y de la democracia.
Durante seis horas, López Obrador se confundió entre los miles de seguidores que lo acompañaron desde el Ángel de la Independencia hasta el Palacio Nacional. El enorme contingente terminó atiborrando la plancha del Zócalo de la Ciudad de México, donde no cabía ni un alma. Las avenidas adyacentes se encontraban igual. El diario Los Ángeles Times resumió la movilización con las siguientes palabras:
“Mexicanos de toda la república marcharon con espíritu festivo por la Ciudad de México que, desde la madrugada y hasta entrada la tarde, tuvo sus principales avenidas atestadas de centenares de autobuses que arribaron del norte y sur del país (…) Al frente iba López Obrador como pez en el agua, un político que antes de llegar al poder lideró algunas de las mayores manifestaciones de este siglo en México”.
Hasta aquí la remembranza sobre lo ocurrido aquel 27 de noviembre de 2022 en la Ciudad de México, a un altísimo costo para el erario federal y el de varios estados. A todo lo anterior es importante destacar el concepto “pueblo” que el político macuspano utiliza siempre, en cualquier momento. Cuenta un veterano político de Morelos que le escuchó decir en referencia a cierto personaje que buscaba una candidatura de Morena: “¿Cuánto pueblo tiene?”. Es en tal contexto donde busqué en internet la definición de “oclocracia”.
Y encontré un magnífico artículo escrito por Alfredo Marín García, publicado con el título “Oclocracia” por Economipedia.com el 6 de octubre de 2021. Al final de esta columna encontrarán ustedes el link para leer el trabajo completo. Hoy utilizaré solo unos fragmentos para preguntar si los mexicanos vivimos en una oclocracia o no, o si vamos hacia allá. Desglosemos.
Antes que nada es necesario definir la palabra, proveniente del griego. Etimológicamente se compone de ochlos, muchedumbre, y de kratos, poder. Por tanto, literalmente, este concepto significa el poder de la muchedumbre, es decir, el gobierno que depende de la masa. Sin embargo, notamos que el término en sí mismo tiene hasta cierto punto un significado despectivo; es decir, se refiere a cuando la masa, la muchedumbre o el gentío, tiene el poder y ejerce su fuerza contra el resto.
El autor nos remonta hasta Polibio (200 a. C.-118 a. C.), historiador griego que, entre otros grandes temas, explicó cómo pudo imponerse la hegemonía romana en la cuenca del Mediterráneo, mostrando la forma en que se desencadenan los sucesos políticos y militares acontecidos en todos los rincones de este ámbito geográfico. Con relación a nuestra columna de hoy, estableció su propio ciclo de gobierno llamándolo anaciclosis. Se trata de un planteamiento renovado en torno a la demagogia propuesta por Aristóteles como un gobierno degradado de la democracia.
Polibio destaca, pues, seis tipos de gobierno: la monarquía (sistema original) que degrada en tiranía; la aristocracia que degrada en oligarquía; y la democracia, cuyo sistema posterior no deseado es la oclocracia.
La monarquía se degrada cuando los reyes, que van sucediendo al monarca primigenio, se van corrompiendo y ejerciendo un uso despótico del poder.
La aristocracia, el gobierno de los más preparados, deriva en oligarquía cuando estos empiezan a corromperse y a disfrutar de los logros obtenidos por sus predecesores.
Por último, la democracia deriva en oclocracia cuando el pueblo empieza a tomar decisiones de forma totalmente irracional y de forma violenta.
Explica Alfredo Marín García en su artículo del 6 de octubre de 2021:
“Uno de los grandes problemas que presenta la oclocracia, en comparación con el resto de sistemas no deseados, es la fuerza arrolladora de la muchedumbre. Al tratarse de un gobierno popular (como el que presume y lidera López Obrador), los componentes que respaldan dicho gobierno conforman un gran número de integrantes. También disponen de una teórica legitimidad mayor, la cual provoca una mayor dificultad para cuando realizan acciones injustas o despóticas”.
Según Polibio, la democracia surge tras el colapso de la oligarquía y, al no fiarse de dejar el poder de nuevo en manos de unas pocas personas, los ciudadanos confían en sí mismos y establecen un gobierno “basado en la igualdad y la libertad”. La democracia se sostiene unos años gracias al recuerdo de opresión que tienen sus fundadores, garantizando así el respeto a la libertad e igualdad.
Pero el problema viene cuando el poder pasa a sus descendientes, a sus nietos u otras generaciones posteriores. Como ellos no han vivido las épocas de despotismo y opresión, no valoran la democracia como sus antecesores. Y a lo que aspiran es a dominar a los demás, sentimiento especialmente encontrado entre los que más riqueza poseen. Como ello le es imposible, se dedican a corromper al pueblo y a establecer redes clientelares y a vivir del prójimo. Finalmente, la oclocracia termina con el surgimiento de un monarca heroico que vence a la plebe y se instaura en el trono.
Son muchos los paralelismos existentes entre el panorama descrito por Polibio en el 140 a.C. y lo que vivimos en las democracias contemporáneas, especialmente en algunos países de América Latina. Debido al colapso sufrido por los regímenes de mediados y finales del siglo XX, ha surgido una especie de mesías que se arrogan el poder absoluto respaldados por el pueblo. En su nombre, se posicionan por encima de la ley y hacen y deshacen a su antojo. Todo ello, escudados en que la voluntad popular está por encima de los órganos de control de las democracias.
Evidentemente, no todos los países experimentan el mismo grado de lo descrito. Las democracias más fuertes experimentan un menor grado y viceversa. Pero, por lo general, sí que encontramos ciertas semejanzas a la oclocracia polibiana.
Hasta aquí el artículo de Alfredo Marín García.
Según El Contrato Social de Jean-Jaques Rousseau, la oclocracia es “la degeneración de la democracia”, cuyo origen parte de la desnaturalización de la voluntad general, que deja de serlo tan pronto como comienza a presentar vicios en sí misma, encarnando los intereses de algunos y no de la población en general, pudiendo tratarse ésta (en última instancia) de una ‘voluntad de todos’ o ‘voluntad de la mayoría’, pero no de una ‘voluntad general’”.
Los más grandes filósofos, historiadores y sociólogos han advertido sobre un permanente peligro para la democracia popular: el interés de quienes, mediante una aureola de democratización, ejercen el poder para hacer degenerar la propia democracia en oclocracia con el objetivo de mantener dicho poder de forma corrupta, buscando una ilusoria legitimidad en el sector más ignorante de la sociedad, o pueblo, hacia el cual vuelcan todos sus esfuerzos propagandísticos y manipuladores. Y ahí vienen de nuevo, pero recargados.
OCLOCRACIA
https://economipedia.com/definiciones/oclocracia.html