REALIDAD ARTIFICIAL Y NUEVA NARRATIVA
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Miércoles 4 de septiembre de 2024
Cuando vi por primera vez la película Matrix (1999) no capté su esencia, hasta que alguien me invitó a verla por segunda ocasión… con la respectiva explicación. Agradezco a esa persona haberme orientado para captar la referencia del film a una realidad virtual o simulada que es controlada artificialmente. La frase “vivir en la Matrix” sugiere que la realidad percibida por nosotros es una construcción bastante adulterada y lo que se considera “verdad” puede ser una ilusión.
Hoy me parece que la inmensa mayoría de mexicanos está atrapada en una realidad simulada, creada por mentes perversas, impregnadas de ideologías. Mediante sus instrumentos propagandísticos, el régimen que está a punto de concluir construyó una especie de verosimilitud forzada, con narrativas e imágenes a modo. Nunca como en años recientes había sido testigo de la inmisericorde utilización de las mentiras, hasta el grado de convertirlas en verdades. Aquí deseo referirme de manera breve a Jean-Pierre Faye, un filósofo y escritor francés experto en ciencia ficción y prosa poética. A sus 99 años de edad no ha dejado de ser una de las mentes más brillantes dentro de la filosofía contemporánea.
Jean-Pierre Faye es una gran autoridad para explicar la narrativa de los lenguajes totalitarios. La interpretación clave en la metodología aplicada por el filósofo se fundamenta “en la manera en la que una narración se funda ideológicamente al presentar como hechos objetivos o verosímiles lo que no son, sino imágenes que evocan líneas de fuga y huellas de un acontecer que, de manera deliberada, se ordenan para hacerlas parecer con orden lógico y normal”. Hasta aquí mi referencia a Jean-Pierre Faye.
En 1963 se publicó el libro de Hannah Arendt titulado Eichmann en Jerusalén, donde la autora documenta el juicio contra el criminal nazi encargado de la organización logística de transportes de judíos a los campos de exterminio y propone sus tesis sobre el Holocausto. De manera sintética, Arendt se refiere a la banalidad del mal en términos filosóficos para describir objetivamente un fenómeno que en el curso del juicio de Eichmann fue para ella evidente:
“Que el mal lo hacen la mayor parte de las veces, aquellos que no se han decidido o no han decidido a actuar ni por el mal ni por el bien […] Lo más grave en el caso de Eichmann, era precisamente que hubo muchos hombres como él, y que estos hombres no fueron pervertidos o sádicos, sino que fueron, y siguen siendo, terrible y terroríficamente normales”.
Y añadió Arendt:
“Desde el punto de vista de nuestras instituciones jurídicas y de nuestros criterios morales, esta normalidad resultaba mucho más terrorífica que todas las maldades juntas, por cuanto implicaba que este nuevo tipo de delincuente […] comete sus fechorías en circunstancias que casi le impiden saber o intuir que realiza actos de maldad”.
¿Les suena familiar el anterior contexto filosófico e histórico? Ni duda cabe: los mexicanos tenemos frente a nosotros un escenario de ficción, una realidad simulada (Matrix), controlada de manera artificial desde el poder. Lo peor es que millones de mexicanos han sucumbido ante lo ocurrido durante casi seis años, cuando hombres pervertidos o sádicos, terroríficamente normales, mintieron y mintieron hasta más no poder. Y los nuevos, los de reciente incorporación, lo siguen haciendo. Pobre México: tan lejos de Dios, pero tan cerca de un autoritarismo que ni siquiera las tuvo el PRI en sus mejores épocas.