¿RISA DE DISOCIACIÓN AFECTIVA?
OPINIÓN
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 6 de noviembre de 2023
El 30 de agosto de 2010 el gobierno del entonces presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, anunció con bombo y platillo la detención del narcotraficante Edgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”, quien fue presentado ante enviados de los medios de comunicación esbozando una cínica y socarrona sonrisa, la cual dejó consternado a más uno. Obvio, todos se preguntaron ¿de qué se ríe “La Barbie”? Por cierto, un libro de Miguel Aquino, presentado el 18 de enero de 2013, lleva precisamente ese título: ¿De qué se ríe “La Barbie”?
Empero, años antes, el 28 de septiembre de 2007, fue detenida Sandra Ávila Beltrán, mejor conocida por el mote de “La Reina del Pacífico”, acusada de tener vínculos con narcotraficantes. Al momento de su aseguramiento, en Manzanillo, Colima, transportaba casi 10 toneladas de cocaína. Es sobrina de Miguel Ángel Félix Gallardo, “El Jefe de Jefes”, quien durante muchos años fue el capo de capos, actualmente recluido en un penal de Jalisco. Cuando fue presentada para ser fotografiada por reporteros gráficos, Sandra Ávila Beltrán también se reía.
En la vorágine informativa nacional y tras la aprehensión de “La Reina del Pacífico” leí un artículo cuyo objetivo fue analizar por qué la fémina lucía una sonrisa al momento de ser fotografiada. Recuerdo que el autor de aquel entrego periodístico se refirió a la “disociación afectiva”. La semana pasada, con relación a la sonrisa esbozada con bastante frecuencia por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, durante sus conferencias mañaneras, busqué información y encontré lo siguiente. Se trata de un resumen, pues abundan los recursos en línea.
Se trata, efectivamente, de una disociación ideo-afectiva, consistente en que la persona piensa o dice una cosa sin que ello vaya acompañado de la emoción lógica o el afecto que le correspondería. Es decir, la idea se ha separado o disociado del sentimiento o emoción a los cuales estarían asociados. Por ejemplo, el sujeto puede sostener que está triste, pero su gesto y la expresión de su cara o bien no expresan nada, o sugieren lo contrario. Después de la tragedia causada por Otis en Acapulco, en la conferencia mañanera vimos a López Obrador, en ciertos momentos, riendo, aunque esa risa la lleva frecuentemente.
Normalmente lo que pensamos o decimos va acompañado de un afecto, sentimiento o emoción, de mayor o menor intensidad, pero en las personas que presentan la disociación ideo-afectiva los afectos se separan de la idea.
He aquí lo importante: la disociación consiste en un distanciamiento de la realidad.
Sin embargo, la disociación que parece existir en AMLO la he visto repetida en anteriores presidentes e infinidad de gobernadores que conocí durante los pasados 50 años de ejercicio periodístico. ¿De que se reían, incluso en momentos de gran tensión? Se trata, pues, de hechos puntuales de evasión o desconexión de la realidad. A todos nos ha ocurrido alguna vez en la vida. Aquello de perder la noción del tiempo, o de soñar despiertos, o abstraernos de tal forma que no recordamos algo expresado en una conversación, es real, pero puede tener su origen en la disociación estudiada por la psicología y la psiquiatría. Muchas veces se trata de trastornos de la personalidad, cuyos síntomas pueden ir de los más leves a los graves. El problema con alguien, desde el poder público, es que con ese trastorno encima toman grandes decisiones.
Cuando la disociación de convierte en trastorno de la personalidad, su origen se entiende a partir de una base emocional compleja siempre tendiente a eludir o sobrellevar circunstancias estresantes, como puede ser el dirigir a una nación.