Se exalta a “El Mencho” durante un evento en Guadalajara y se arma el escándalo
En un evento realizado este fin de semana en el Auditorio Telmex de Guadalajara, administrado por la Universidad de Guadalajara, la banda sinaloense Los Alegres del Barranco desató controversia al rendir un supuesto homenaje a Nemesio Oseguera Cervantes, conocido como “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Durante el concierto titulado “Los Señores del Corrido”, celebrado el pasado 29 de marzo de 2025, se proyectaron imágenes del capo en las pantallas del recinto mientras se interpretaba el narcocorrido “El Dueño del Palenque”, una canción que exalta su figura.
Este hecho generó indignación entre autoridades y ciudadanos, quienes criticaron la normalización de la violencia y la apología del crimen en un espacio educativo.
El gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, expresó su rechazo a través de redes sociales, lamentando que el homenaje ocurriera días después de un discurso en el mismo auditorio donde llamó a la unidad para frenar la violencia tras un incidente en el rancho Izaguirre.
La Universidad de Guadalajara, por su parte, emitió un comunicado deslindándose de los contenidos presentados por los artistas, afirmando que revisarán el incidente para evitar futuros episodios similares. Sin embargo, el suceso puso en evidencia la penetración cultural del narcotráfico en eventos públicos y la dificultad de las instituciones para controlar este tipo de manifestaciones.
El homenaje a “El Mencho” no es un caso aislado, ya que en los últimos meses se han reportado eventos similares en Michoacán y otros estados, donde la figura del líder del CJNG es exaltada mediante canciones, pirotecnia y hasta repartición de regalos.
Estos actos reflejan la compleja relación entre el crimen organizado y ciertas comunidades, donde Oseguera Cervantes es percibido por algunos como un héroe popular, a pesar de ser uno de los criminales más buscados por México y Estados Unidos. La polémica en Guadalajara reaviva el debate sobre los límites de la libertad artística y el papel de las instituciones públicas en la contención de narrativas que glorifican la delincuencia.