SHEINBAUM Y MORENA: UN LIDERAZGO EN TENSIÓN
LA CRÓNICA DE MORELOS. Viernes 25 de abril de 2025.
EDITORIAL
Se percibe una desalineación entre la presidenta Claudia Sheinbaum y algunos sectores de Morena, incluidos dirigentes y líderes parlamentarios, lo que refleja tensiones internas en el partido.
Sheinbaum busca consolidar un liderazgo propio, marcando distancia del presidencialismo tradicional y promoviendo una agenda de disciplina partidista. Esto se evidencia en su reciente carta a Morena, donde criticó prácticas como el nepotismo, la promoción anticipada de campañas y el uso electoral de programas sociales, así como en su respaldo a figuras como Ariadna Montiel.
Además, su viraje en torno a la Ley de Telecomunicaciones, al retractarse de una postura inicial que parecía avalar cambios polémicos y optar por un enfoque más mesurado, muestra su intención de proyectar firmeza y alinear al partido con los principios de la Cuarta Transformación, evitando confrontaciones que fracturen la unidad, pero además mayor polarización social.
Por otro lado, líderes como Ricardo Monreal y Adán Augusto López, junto con ciertos legisladores, exhiben prioridades distintas o resistencias, como cuando retrasaron la reforma contra el nepotismo hasta 2030 en lugar de 2027, como propuso Sheinbaum, o en incidentes como el desaire protocolar en el Zócalo. Estas acciones sugieren un esfuerzo por mantener cuotas de poder dentro de un partido que, por diseño de Andrés Manuel López Obrador, distribuyó roles entre diversas figuras.
La influencia de AMLO sigue pesando, empoderando a estos liderazgos y generando fricciones con el estilo menos autoritario de Sheinbaum, quien además enfrenta el desafío de ser la primera mujer presidenta en un entorno político marcado por dinámicas de género.
El viraje de Sheinbaum en la Ley de Telecomunicaciones y su postura más firme contra prácticas internas son pasos para reforzar su liderazgo, pero también revelan la dificultad de controlar un Morena con múltiples corrientes.
Su apuesta es mantener la unidad sin ceder a las presiones de los “barones” del partido, mientras proyecta autoridad ante una opinión pública que le otorga un 82% de aprobación. La clave estará en cómo equilibre estas tensiones sin perder el respaldo de las bases ni la capacidad de avanzar su agenda legislativa, en un contexto de mayorías parlamentarias que no siempre responden plenamente a su visión.