Tatuador de Cuernavaca cae asesinado pese a gritos de auxilio ignorados; denunció extorsiones, pero las autoridades no le hicieron caso
Cuernavaca, Morelos.- En un nuevo capítulo de la inseguridad que azota a Cuernavaca, el reconocido tatuador conocido como “El Trozo Machink” (al parecer su nombre era Leopoldo Godínez) fue acribillado este martes por la mañana mientras se desplazaba en su camioneta, convirtiéndose en la última víctima de una ola de violencia que las autoridades locales parecen incapaces de contener.
El ataque tuvo lugar en la intersección de la calle Janitzio y la avenida Estado de Puebla, en la colonia Lázaro Cárdenas. Según relatos de testigos presenciales, el agresor —un individuo a bordo de una motocicleta roja— descendió brevemente la velocidad, se detuvo frente a su víctima y desató una ráfaga de disparos en su contra para escapar a toda velocidad, dejando tras de sí el caos y el horror.
Lo que hace aún más trágico este suceso es el historial de “El Trozo Machink”. En redes sociales y medios locales, el artista había elevado su voz en repetidas ocasiones para alertar sobre las extorsiones y amenazas que recibía por parte de presuntos grupos criminales.
Tanto así que, en un intento desesperado por protegerse, mudó su residencia para resguardar a su familia. Meses antes, su taller de tatuajes en la céntrica calle Rayón había sido blanco de un atentado a balazos, un episodio que lo dejó marcado y expuesto.
A pesar de estas denuncias públicas y reiteradas súplicas de intervención, tanto la Secretaría de Seguridad Pública estatal como la Fiscalía General de Justicia de Morelos hicieron caso omiso. No hubo patrullajes reforzados, ni investigaciones formales, ni medidas de protección que pudieran haber evitado el desenlace fatal.
Hoy, el silencio de las instituciones resuena con fuerza en el duelo de sus allegados y en la creciente desconfianza de la ciudadanía morelense. Este asesinato no es solo una pérdida para el mundo del arte urbano en Cuernavaca, sino un recordatorio brutal de cómo la indiferencia oficial alimenta el ciclo de impunidad y terror. ¿Cuántas voces más deberán apagarse antes de que se escuche el clamor por justicia?
