Terminó en México la era de los organismos autónomos; siete de ellos fueron extinguidos este jueves
El Congreso de México aprobó la extinción de siete órganos autónomos, un movimiento que generó debates sobre la independencia institucional y la rendición de cuentas en el país.
Los organismos afectados son: Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE), el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), la Comisión Reguladora de Energía (CRE), el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), y la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU). Este cambio busca, según sus defensores, simplificar la estructura gubernamental y reducir gastos innecesarios.
La desaparición de estos organismos autónomos implica una transferencia de sus funciones a distintas dependencias del gobierno federal y a organismos como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Por ejemplo, las responsabilidades del INAI serán asumidas por la Secretaría de la Función Pública, ahora conocida como Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno. Este cambio ha sido criticado por organizaciones de la sociedad civil y la oposición, argumentando que se debilita el sistema de contrapesos esencial para una democracia sana, ya que estos organismos eran vitales para garantizar la transparencia y la competencia en diversos sectores.
Las reacciones a esta reforma varían ampliamente. Defensores del gobierno sostienen que estas medidas no solo reducirán la burocracia y los costos, sino que también permitirán una administración pública más eficiente y coordinada. Por otro lado, críticos señalan que la eliminación de estos organismos podría conducir a una mayor opacidad y a la concentración de poder en el Ejecutivo, potencialmente afectando negativamente la protección de derechos fundamentales como el acceso a la información y la competencia económica. La reforma, aprobada con una mayoría clara en la Cámara de Diputados, refleja una visión de gobierno más centralizado, pero su impacto a largo plazo en la gobernabilidad y la democracia mexicana aún está por verse.