TREN DE CARGA, ÚNICO RENTABLE
CRÓNICA DE MORELOS
15 de julio 2025
Eduardo Ángel Cinta Flores
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Mucho he comentado que el Gobierno Federal no tiene el conocimiento, experiencia y honestidad para ser Administrador de Empresas.
La Administración es considerada una ciencia social aplicada, aunque a veces se le llama arte o técnica, su base científica reside en el uso del método científico para comprender y mejorar los procesos administrativos.
En México, la existencia de dos carreras de Administración, la Administración de Empresas y la Administración Pública responde a la necesidad de gestionar tanto el sector privado como el público, cada uno con sus propios objetivos y características. La administración de empresas se enfoca en la gestión eficiente de recursos en organizaciones privadas, buscando rentabilidad y crecimiento económico, mientras que la administración pública se debe centrar en la planificación estratégica y toma de decisiones en el ámbito gubernamental para el bienestar social y el desarrollo del país. La Cuarta T debe renunciar al empirismo empresarial y abocarse a los problemas de salud y seguridad públicas que hasta ahora las medio atiende.
La semana pasada la presidenta Sheinbaum y el director de ferrocarriles hablaron de los grandes y hermosos trenes que quieren construir, como siempre desde el 2018, sin presentar un Proyecto Ejecutivo que los avale para hacerlos rentables.
Proyectos realizados sin planeación, solo con la presidencial idea destructiva y distractora, hay muchos, como son: La destrucción del Aeropuerto de Texcoco; el AIFA; Gas del Bienestar; Banco del Bienestar el que solo funciona como pagaduría; la Mega Farmacia que a pesar de su inoperante presencia, sigue la carencia de medicamentos en todo el país; Seguridad Alimentaria Mexicana (SEGALMEX) uno de los más grandes desvíos de recursos en la historia de nuestro país, caso emblemático de que la corrupción no se ha terminado con este gobierno ya que mereció carpetazo e impunidad; PEMEX y CFE, que merecen comentarios independientes por ser fracasos sostenidos caprichosamente; el Tren Maya, proyecto debatible, con evidentes fracasos ambientales y económicos y que sentenciado está si no se reformula su objetivo; la Aerolínea del Estado Mexicano, que opera bajo el nombre de Mexicana de Aviación, empresa ejemplar de la mala administración gubernamental en el pasado y que todo apunta que se repita con la Cuarta T. Los emblemáticos Mega Proyectos de AMLO han sido y continúan siendo todos, un desperdicio de recursos.
Porfirio Díaz tuvo buenas razones para invertir en ferrocarriles a fines del siglo XIX y principios del XX, pero la llegada del automóvil, la mejora en la construcción del sistema de autopistas en asociación público privada, el auge de los viajes aéreos incluyendo a Mexicana de Aviación que pretende conectar ciudades sin interés comercial y al concesionarse el ferrocarril en México, en el que, las empresas concesionadas optaron por el movimiento de carga, bajando a los pasajeros del ferrocarril al quedarse sin rentabilidad.
FERRONALES no ordenó a los pasajeros que se bajaran de los trenes, ellos optaron por algo más cómodo y rápido. Empresa paraestatal que durante 50 años padeció de un corrupto sindicato que la sangraba a chorros con una longeva plantilla de personal de más de 90 mil trabajadores, aunado al obsoleto equipo de máquinas, vagones pulman y de carga, así como riesgosos carro tanques, estaciones derruidas por falta de mantenimiento que, con el tiempo y la falta de ingresos y subsidios la llevaron a la quiebra iniciando en 1995 con la privatización de líneas específicas, y culminó con la desaparición del organismo público descentralizado en el 2001.
Unos años antes, Ernesto Zedillo decidió liquidar el complejo empresarial más ambicioso que tuvo el gobierno mexicano como empresario. Habiendo equivocado la filosofía del Complejo Industrial Lázaro Cárdenas en Ciudad Sahagún, Hidalgo, abusando enormemente de sus bondades llevando al fracaso a marcas de reconocida calidad como DINA, camiones y motores que a 30 años de distancia siguen transportando carga.
Una de las faraónicas empresas que López Obrador dejó iniciada y que endosó a la presidenta Sheinbaum fue revivir los trenes de pasajeros sin proyecto económico ni planeación de transporte, solo político. Los trenes de carga hoy suelen ser rentables, pero no los de pasajeros. La capacidad de transportar contenedores completos o mercancía muy pesada le da una ventaja competitiva frente al autotransporte de carga, pero no compiten con los modernos autobuses para pasajeros, en comodidad, en precios ni en frecuencia de rutas u horarios.
Un tren que de muchos sexenios fue un reto no asumido fue el transístmico. Era el canal terrestre que uniría a los océanos atlántico con el pacífico, compitiendo con el canal de Panamá. Hoy en día dando prioridad a la carga sobre los pasajeros, puede ser un proyecto, que quizá sea el primero rentable para la Cuarta T.
El gobierno de López Portillo quebró al país en 1982. El neoliberalismo no fue una decisión voluntaria de la clase política priista. Había que detonar desde la presidencia empresas públicas que permitieran emplear a los amigos y asignarle contratos a discreción. Hoy vemos el mismo fenómeno agregando a familiares muy, pero muy cercanos que difícilmente pueden demostrar que lo público no es sinónimo de fracaso.
En referencia a la Administración como ciencia rectora de empresas y negocios, le digo un refrán a la Cuarta T “zapatero a tus zapatos”, que se preocupe por detener el tomatazo que ayer les aplico el presidente Donald Trump, la falta de cumplimiento de la palabra empeñada en los acuerdos por el gobierno mexicano, evidentemente provoca la negativa reacción del estadounidense.
Ahora los tomateros de México de forma marginal a los actos erróneos de la Cuarta T, están negociando con otros mercados, ejemplo Japón. No pueden seguir exponiendo su producto ante las irresponsabilidades gubernamentales.
Amigos como siempre, les dejo un saludo con afecto.