UN EJEMPLO DE AUSTERIDAD QUE DEBE CUNDIR EN MORELOS
Editorial: Un Ejemplo de Austeridad que Debe Cundir en Morelos
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La decisión del presidente municipal de Emiliano Zapata, Santos Tavarez García, y su cabildo de reducir sus salarios en un 50% es un acto de congruencia política que merece ser aplaudido y, sobre todo, replicado. En una sesión de cabildo abierta, aprobada por unanimidad, se acordó que, a partir del 15 de septiembre de 2025, el alcalde pasará de percibir $83,000 a $41,500 mensuales, la síndica de $75,500 a $37,750, y los regidores de $62,200 a $31,100.
Este gesto no solo refleja un compromiso con la austeridad, sino que desafía una práctica arraigada en Morelos, donde desde 1997 los ayuntamientos han fijado sueldos desproporcionados, a menudo superando incluso el salario de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum. La medida, acompañada de la reducción del fondo revolvente de $30,000 a $15,000 por funcionario, demuestra que es posible gobernar con responsabilidad y priorizar el bienestar colectivo sobre el enriquecimiento personal.
Durante décadas, los gobiernos municipales de Morelos han justificado sus elevados salarios bajo el argumento de la autonomía municipal establecida en el Artículo 115 de la Constitución. Sin embargo, este precepto, que otorga libertad de gestión a los municipios, no avala la arbitrariedad ni la falta de sensibilidad ante la pobreza que aqueja a la mayoría de la población. Mientras comunidades enfrentan carencias en servicios básicos como agua potable, salud o educación, los cabildos han actuado con una desconexión insultante, fijando remuneraciones que contrastan con la realidad de sus habitantes.
La acción de Emiliano Zapata rompe con esta lógica perversa y pone en el centro un principio fundamental: no puede haber un pueblo pobre con un gobierno rico, como bien expresó Tavarez García.
Este precedente debe ser un llamado de atención para los 36 municipios de Morelos y más allá. La austeridad no es solo una cuestión de números, sino de legitimidad y confianza ciudadana. Los ahorros generados por la reducción salarial en Emiliano Zapata se destinarán a programas prioritarios como educación, salud e infraestructura, demostrando que la responsabilidad fiscal puede traducirse en beneficios tangibles para la población. Otros ayuntamientos, que históricamente han abusado de la “libre determinación” para inflar sus percepciones, deberían mirarse en este espejo. La transparencia de realizar esta decisión en una sesión abierta, frente a la ciudadanía, refuerza el mensaje de que el poder debe ejercerse con humildad y en beneficio del pueblo.
La lección de Emiliano Zapata trasciende lo local y debería inspirar una transformación en la forma de gobernar en México. En un país donde la desigualdad y la desconfianza hacia las instituciones persisten, gestos como este son un paso hacia la reconciliación entre gobiernos y ciudadanos.
Invitamos a los demás municipios de Morelos, y del país entero, a seguir este ejemplo: reducir los sueldos excesivos, priorizar el gasto social y gobernar con la mirada puesta en las necesidades reales de la gente. Solo así se honrará el espíritu del Artículo 115 y el legado de justicia social que, irónicamente, lleva el nombre de Emiliano Zapata. Que este acto no sea una excepción, sino el inicio de una nueva forma de hacer política.