¿UN GOBIERNO ESTATAL ABIERTO O CERRADO?
ANÁLISIS
Por Guillermo Cinta Flores
Viernes 28 de junio de 2024
Muchas veces escuché en voz de don Lauro Ortega Martínez, gobernador de Morelos durante el sexenio 1982-1988, la necesidad de abrir el gobierno del estado para evitar el desgaste del tiempo y disminuir los cuestionamientos provenientes de “las oposiciones”. Indicaba que no podría ejercer la titularidad del Poder Ejecutivo solo acompañado por sus amigos y quienes, de alguna forma u otra, se la jugaron con él en la etapa previa a su postulación como candidato a la gubernatura, en septiembre de 1981.
“No voy a tener un gobierno de cuates, de amigos”, señaló más de una vez. Sin embargo, por ser un hombre agradecido, siempre otorgó un espacio laboral a mujeres y hombres que desde 1979, cuando llegó a la Cámara de Diputados para representar al IV distrito federal, lo ayudaron en la ruta hacia la gubernatura.
Hoy quiero referirme a su expresión relacionada con los gobiernos cerrados y el desgaste de los mismos frente al inexorable paso del tiempo. Varias veces me he referido a ello, cuando cada día nos acercamos más al momento en que Margarita González Saravia, gobernadora electa de Morelos, dará a conocer la integración de su gabinete. Recuerden que el 30 de septiembre terminará el sexenio de Cuauhtémoc Blanco y un día después Margarita tomará posesión como gobernadora constitucional. La forma en que estará estructurado ese grupo de funcionarios revelará el estilo personal de quien gobernará nuestro estado los próximos seis años.
Por ello, para comprender todavía más lo que don Lauro puso en práctica durante todo su sexenio a través de un gobierno abierto, con frecuente rotación y remoción de funcionarios, hoy quiero referirme a la entropía. Se trata de uno de los conceptos fundamentales de la física clásica, introducido en la ciencia por el alemán Rudolf Clausius (1822-1888).
Pero, ¿qué relación puede tener dicha noción, con la política y la incursión en ella de quienes hoy anhelan ser integrados al Poder Ejecutivo morelense?
Si usted desea explorar más sobre el tema consulte la teoría general de sistemas y comprenderá las causas por las cuales nuestros gobernantes empiezan a fallar a la ciudadanía al poco tiempo de haber sido entronizados, sin cumplir jamás sus promesas de campaña.
Según Clausius, “la entropía expresa la capacidad de transformación de la energía: cuanto mayor es la entropía de un sistema, tanto menor es la energía en él contenida capaz de sufrir transformaciones”.
Es así como se formula una de las leyes físicas capitales: el segundo principio de la termodinámica, aplicable a todos los sistemas vivos.
En este contexto podemos inferir que la estructura de un gabinete gubernamental o de un gobierno en general es un sistema vivo, sometido siempre al desgaste interno o entropía.
Dentro de un sistema cerrado, la entropía no disminuye, ni tampoco llega a un estado de equilibrio donde ya no son posibles las transformaciones energéticas: toda la energía (creadora o de trabajo para el caso de los individuos que componen un gabinete gubernamental) se ha convertido en calor, encaminándose a una muerte térmica. Es así de simple en todos los sistemas cerrados.
Según Clausius, la entropía puede medirse a partir de procesos reversibles e irreversibles, aplicables a la forma en que un mandatario empieza su gestión administrativa y política con ciertos grados de restricciones, cambiantes según las condiciones sociales y el movimiento de los grupos de presión.
¿Qué tipo de gabinete predominará en el Poder Ejecutivo a partir del primero de octubre? ¿Será un gabinete cerrado, sin abrirse a la sociedad y, desde luego, a cualquier cantidad de universidades (principiando por la UAEM) e instituciones de investigación científica existentes en nuestra entidad? ¿O por el contrario, será un gobierno abierto?
La entropía o segundo principio de la termodinámica nos ayudó a varios observadores políticos a entender el prematuro desgaste de algunos gobernadores de Morelos. Y es que los sistemas vivos en general, según establece dicho principio físico, tienden a alcanzar su estado más probable, que es el caos, el desorden y la desorganización, de acuerdo al nivel de entropía. Recuérdese que el ejercicio del poder desgasta. Cualquier objeto físico, por muy resistente que pueda aparecer, se encuentra sometido al desgaste del tiempo y su fin es inevitable.
La cerrazón siempre pone en riesgo a todo el gobierno (o sistema, según la entropía). Si las condiciones no cambian, y el gobierno es oxigenado, abierto, el desgaste alrededor del gobernante es cada vez mayor y aumenta aceleradamente tal como lo hemos atestiguado en múltiples casos.