UNA GOBERNADORA QUE NO ESQUIVA EL BULTO
LA CRÓNICA DE MORELOS. Miércoles 16 de abril de 2025.
En tiempos donde la desconfianza hacia los políticos es moneda corriente, la actitud de la gobernadora de Morelos, Margarita González Saravia, destaca como un ejemplo de liderazgo comprometido y valiente. Su visita este miércoles a Coajomulco, en el municipio de Huitzilac, para enfrentar cara a cara el enojo de una comunidad preocupada por un incendio forestal, no solo demuestra su disposición a escuchar, sino también la voluntad de no quedarse apoltronada en el escritorio mientras el estado arde, literal y figurativamente.
Recuérdese que, durante varias horas, en la tarde-noche del martes, habitantes de Coajomulco bloquearon la autopista México-Cuernavaca, provocando un infierno vehicular; protesta culminada tras la presencia de Alan Dupré, secretario de Desarrollo Ambiental, quien se comprometió a que este miércoles iniciaría el combate al incendio forestal. Esto último inició al amanecer del miércoles.
El arribo de Margarita recuerda, salvando las distancias, un momento icónico de la historia morelense bajo el mandato de Lauro Ortega Martínez, entre 1985 y 1986. Entonces, ante la tragedia de Xoxocotla, donde elementos de la extinta Policía Rural mataron a varios lugareños, Ortega no dudó en plantarse en el corazón de una comunidad enardecida. Con paso firme, caminó entre un silencio sepulcral hasta la plaza cívica, donde velaban a las víctimas, para asumir la responsabilidad, anunciar la desaparición de la Policía Rural y garantizar justicia. Fue un acto de valentía política que marcó un precedente.
Hoy, Margarita González Saravia recoge esa estafeta. En Coajomulco, no se limitó a enviar emisarios o comunicados. Fue ella misma quien dio la cara, dialogó con la gente y reiteró su compromiso con la protección de los bosques y el bienestar de las comunidades. En un contexto donde los incendios forestales azotan municipios como Tepoztlán, Huitzilac, Tlalnepantla, Cuernavaca y más, su presencia en el terreno envía un mensaje claro: no es una gobernadora de oficina, sino una que entiende que gobernar es estar donde las papas queman.
Sus palabras en Coajomulco, al condenar prácticas como los incendios provocados para cambiar el uso de suelo, muestran una visión clara del problema y una postura firme contra la impunidad. Pero más allá de los discursos, lo que resuena es su acción: estar ahí, escuchar el reclamo, asumir la responsabilidad y coordinar esfuerzos. Como ella misma dijo, los incendios no son solo un problema de gobierno, sino de quienes los provocan. Sin embargo, su liderazgo no se lava las manos, sino que se arremanga para actuar con los recursos disponibles y fomentar la colaboración ciudadana.
Margarita González Saravia está demostrando que ser gobernadora no es solo firmar papeles o cortar listones. Es enfrentar las crisis, caminar entre la gente, asumir los costos políticos y trabajar por un Morelos que no se doblegue ante las adversidades. En comunidades de alta combatividad, como lo fue Xoxocotla en su momento y lo es Coajomulco hoy, su actitud marca la diferencia. No escurre el bulto, no le saca al parche. Está donde debe estar: al frente.