¿UNA TOMA DE NOTA CON TRASFONDO POLÍTICO?
OPINIÓN
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 24 de junio de 2025
En Cuernavaca, la capital de Morelos, dos informes entrelazados llamaron la atención de la opinión pública. Por un lado tenemos la nota fechada el 22 de enero de 2025, emitida por el Ayuntamiento citadino, donde se festejó un aumento del 5 por ciento al salario base y 200 pesos adicionales en vales de despensa, anunciado por el presidente municipal, José Luis Urióstegui Salgado.
Este incremento, retroactivo al 1 de enero, se presentó como fruto de una “buena administración” que, según el discurso oficial, ha optimizado los recursos públicos durante tres años sin comprometer la estabilidad fiscal. Sin embargo, un segundo comunicado, fechado este 24 de junio de 2025, añadió un matiz que invita a la sospecha: la entrega de una Toma de Nota al “nuevo” Comité Ejecutivo del Sindicato Democrático de Trabajadores y Empleados al Servicio del Ayuntamiento, liderado por el mismo Edgar García Montesinos que ya representaba al sindicato en enero. ¿Qué hay detrás de esta narrativa de armonía laboral? Aquí hay algo que no encaja.
Lo que más llama la atención es la aparente contradicción en la continuidad de García Montesinos. En enero, él ya era el secretario general del Sindicato Democrático, participando en las negociaciones del aumento junto a otros cuatro líderes sindicales. Cinco meses después, el Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje (TECyA) entrega una Toma de Nota para un “nuevo” comité que él mismo encabeza. ¿Por qué un nuevo comité si el líder sigue siendo el mismo? La opacidad del comunicado de junio, que no detalla quiénes integran este comité ni cómo se eligieron, levanta sospechas. En México, las Tomas de Nota no son meros trámites; a menudo son herramientas políticas para legitimar liderazgos afines a las autoridades o sofocar disidencias internas. ¿Hubo una elección controvertida? ¿Una impugnación silenciada? ¿O simplemente un reforzamiento estratégico de García Montesinos como aliado del ayuntamiento?
Otro elemento que destaca es el contexto político. Morelos se prepara para un 2026 electoralmente intenso, con elecciones locales en 2027 que ya están moviendo las piezas del tablero. Urióstegui, en su segundo mandato, sabe que los sindicatos son actores clave en la movilización política. El aumento del 5 por ciento y los vales de despensa, aunque modestos, se presentaron como un triunfo de su gestión, reforzado por la imagen de un diálogo fluido con los cinco sindicatos del ayuntamiento.
Pero la presencia de cinco sindicatos en un solo municipio es, en sí misma, un fenómeno curioso. ¿Refleja una fragmentación que el gobierno aprovecha para negociar desde la fuerza? La relación cercana entre Urióstegui y García Montesinos, evidenciada por un mensaje de apoyo del alcalde en redes sociales el 19 de junio, sugiere que el Sindicato Democrático podría estar recibiendo un trato preferencial, tal vez para consolidarlo como un aliado político frente a los demás.
La estabilidad financiera que el ayuntamiento presume también merece escrutinio. Un aumento salarial para todos los trabajadores sindicalizados, más caro por ser retroactivo, implicaba un gasto significativo. Si bien el discurso oficial aseguró que no afectaría las finanzas municipales, la falta de transparencia sobre cómo se financiará esta medida generó dudas. En un país donde los ayuntamientos suelen heredar deudas y malabarear presupuestos, ¿es este incremento una promesa sostenible o una maniobra populista para ganar simpatías a corto plazo?
Lo más relevante de esta historia no es el aumento en sí, sino lo que podría estar ocultando. La narrativa de confianza mutua entre el ayuntamiento y los sindicatos parece demasiado pulida, como si buscara desviar la atención de posibles tensiones o acuerdos bajo la mesa. La Toma de Nota a García Montesinos, presentada como un paso hacia relaciones laborales justas, podría ser en realidad un respaldo político para mantener un sindicato leal al gobierno municipal. Y en un año donde las alianzas políticas empiezan a definirse, este episodio huele a estrategia electoral disfrazada de justicia laboral.
Cuernavaca merece claridad. Los trabajadores tienen derecho a saber si sus beneficios son fruto de una gestión genuina o de cálculos políticos. Es hora de que el ayuntamiento y el TECyA transparenten el proceso de elección del nuevo comité sindical y las finanzas detrás de cada aumento. Mientras tanto, los ciudadanos deberíamos seguir preguntándonos: ¿qué gato está encerrado en esta armonía tan bien orquestada?