URIÓSTEGUI: LA PERCEPCIÓN DE INSEGURIDAD E INDEFENSIÓN
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 25 de noviembre de 2024
La declaración externada este lunes por el alcalde de Cuernavaca, José Luis Urióstegui Salgado, atribuyéndole la violencia en las colonias La Carolina y Alta Vista a grupos criminales en conflicto, tiene varias implicaciones que sin duda afectan y hacen crecer la percepción de inseguridad e indefensión entre los residentes.
Al señalar que la violencia es resultado tan solo de enfrentamientos entre grupos criminales, el alcalde estaría buscando contextualizar los incidentes dentro de una lucha territorial más amplia, lo cual puede servir como una explicación, pero también como una justificación tácita de la violencia. Esto pudiera generar una percepción de que la autoridad local reconoce su incapacidad para controlar o mitigar esos conflictos, lo que incrementará la sensación de inseguridad entre los ciudadanos, pues sentirán que su seguridad está a merced de las dinámicas del crimen organizado, más que de las instituciones encargadas de protegerlos. Algún día le escuché decir a Miguel Osorio Chong, siendo súper secretario de Gobernación con Peña Nieto, que el estado mexicano no puede sustraerse del terror causado por las balaceras, aunque sus protagonistas sean grupos rivales del crimen organizado. Indicó que el gobierno está obligado, por la mismísima Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a garantizar la paz, tranquilidad, seguridad y protección del patrimonio de los ciudadanos, de cualquier estrato social y en cualquier sitio de la República.
Desde la perspectiva de los residentes, esta declaración intensifica la sensación de vulnerabilidad y miedo. Saber que los episodios de violencia no son meramente criminales aislados, sino parte de una disputa organizada, puede hacer que la comunidad se sienta atrapada en medio de un conflicto más grande y peligroso. La percepción de inseguridad se agrava cuando las autoridades parecen admitir que no tienen control total sobre la situación, lo que lleva a una disminución de la confianza en la capacidad de las instituciones para garantizar la seguridad pública. Esto resulta en un aumento del temor diario, afectando la calidad de vida y la movilidad de las personas en las zonas involucradas, quienes podrían optar por limitar sus actividades fuera de sus hogares o incluso considerar mudarse si sienten que no hay solución a corto plazo. Eso ya está por demás probado en encuestas del INEGI, que sitúan a la capital de Morelos entre las cinco ciudades más peligrosas del país.
Además, la declaración puede ser interpretada como una forma de desviar la responsabilidad de las autoridades hacia los grupos criminales, sin ofrecer soluciones concretas o estrategias de prevención efectivas. Esta falta de proactividad en la gestión de la seguridad aumenta la sensación de indefensión entre los habitantes, quienes perciben que la violencia es un fenómeno inevitable y que su seguridad personal depende más de la suerte que de la acción gubernamental. La comunidad siente que las medidas de seguridad son ineficaces o inexistentes, lo que no solo atemoriza, sino que también desmoraliza, llevando a una posible apatía o incluso a formas de autodefensa comunitaria que agravan el problema en lugar de resolverlo.
En concreto, la declaración del alcalde refleja una realidad más amplia de muchas ciudades en México, donde la violencia es un síntoma de problemas estructurales como la corrupción, la impunidad y la falta de oportunidades socioeconómicas. Si la comunidad percibe que estas cuestiones no se están abordando a fondo, la sensación de indefensión se intensifica, ya que no solo se teme por la seguridad física inmediata, sino también por un futuro donde estas condiciones persistan. La necesidad de una estrategia integral que no solo combata a los grupos criminales, sino que también fortalezca el tejido social y económico, se vuelve evidente, aunque la declaración del alcalde podría sugerir una respuesta más reactiva que preventiva, incrementando la percepción de que la situación de inseguridad en Cuernavaca es crónica y sin una resolución clara a la vista. O es simplemente para lavarse las manos y/o evitar la exhibición del Principio de Peter, resumido en “se está demostrando el nivel de incompetencia”.