VULNERABILIDADES DE LA PRESIDENTA Y LA GOBERNADORA
CINTARAZOS
Guillermo Cinta Flores
Sábado 1 de junio de 2024
Las siguientes, según mi punto de vista, serán las principales vulnerabilidades de la futura presidenta de la República y la nueva gobernadora de Morelos. Enfrentarlas requerirá de una gran convocatoria a la unidad entre todos los mexicanos, en lo general, y los morelenses, en lo particular. En ninguno de los dos casos las problemáticas se resolverán como lo pretendió Andrés Manuel López Obrador a través de las fuerzas armadas, el miedo, la polarización, el autoritarismo, la represión selectiva contra sus adversarios y críticos, y la centralización del poder en un solo hombre, sin contrapesos.
A pesar de la legitimidad que las respectivas damas obtengan en las urnas, ninguna escapará de la creencia popular de que el gobernante en turno (en este caso será la gobernante) es un “todólogo” o “todopoderoso”. Eso sí: estarán obligadas a mantener firmes las riendas de la administración pública federal y estatal con el fin de que todas las actividades económicas permanezcan activas e inalterables, generando mayor riqueza. Esto último no se cumplirá dentro de un contexto social, económico y político caracterizado por la incertidumbre, la falta de nuevas inversiones y el miedo a todo, debido a factores laborales y sobre todo a la inseguridad pública. Habremos de ver si se repite aquello de los “abrazos y no balazos”, que en el sexenio de López Obrador resultó un rotundo fracaso. Este será recordado como el periodo más sangriento en la historia nacional, donde los grupos criminales, en muchísimas zonas del país, constituyeron gobiernos paralelos a los civiles.
La adecuada conducción del Poder Ejecutivo por parte de la nueva gobernadora también significará gobernabilidad en todos los municipios. Y a nivel macro, lo anterior deberá ser la constante a lo largo y ancho de México.
A continuación, describiré las vulnerabilidades que la nueva presidenta y la futura gobernadora enfrentarán a partir del 1 de octubre venidero. Es importante recordar que ambas tomarán posesión el mismo día.
1.- Un sistema de seguridad pública decadente.
2.- El descontrol de la violencia.
3.- La complicidad de autoridades federales, estatales y municipales con el crimen organizado.
4.- El repunte delictivo.
5.- La cultura de la ilegalidad.
6.- La erosión de la figura presidencial y gubernamental.
7.- La inequitativa distribución del ingreso en todas las regiones.
8.- La parálisis de los 36 ayuntamientos.
9.- La ineficacia burocrática en la mayoría de dependencias estatales.
10.- La cada vez mayor escasez de agua y la degradación ambiental.
Del listado anterior, me parece que la inseguridad pública, el precarismo financiero del país en general y la erosión de la figura presidencial y gubernamental (para el caso de Morelos) serán las partes neurálgicas de los nuevos grupos gobernantes, sin que exista ningún pretexto para culpar a los regímenes salientes de López Obrador y Cuauhtémoc Blanco por el estado de cosas que recibirán las próximas mandatarias como herencia.
¿Cuál es la diferencia entre los cambios institucionales experimentados por los ciudadanos mexicanos y los europeos? El contraste se establece midiendo los niveles de incertidumbre. Para los mexicanos tal condición es opuesta a la de países democráticos y desarrollados, cuyos ciudadanos ven cambiar las circunstancias en que ejecutan sus actividades, pero no el marco de referencia que establece las reglas básicas de su interacción social y de su relación con la autoridad. El escenario permanece intacto y se refiere al Estado de derecho, a la protección que las leyes confieren, a la certeza de que existen mecanismos judiciales perfectamente establecidos para dirimir controversias y hacer cumplir los contratos. Lamentablemente, eso mismo no le ocurre a un mexicano.
En lugar de ese marco de referencia, lo que caracteriza al país es precisamente lo contrario: inseguridad pública, jurídica y patrimonial, así como extensos procesos tensionados de transición, con grandes sacrificios para ganadores y perdedores. El deplorable escenario durante los casi seis años pasados, con el sempiterno protagonismo de López Obrador, siempre proyectó a un presidente en campaña electoral y no al estadista que necesitaba México. Y ha buscado dejar heredera en la presidencia. Falta por ver, señoras y señores, si López Obrador y Morena aceptan la derrota, en caso de que el voto popular no les favorezca.