LA DECADENCIA DE CUERNAVACA
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Martes 21 de noviembre de 2023
He escrito infinidad de artículos refiriéndome a la decadencia de Cuernavaca, la cual puede notarse de diferentes formas. La siguiente es una lista con los factores más evidentes: altas tasas de desempleo, delincuencia, violencia sin control, despoblación, paisajes desolados, edificios abandonados, familias separadas, negocios cerrados y miles de accesorias sin rentarse. Sin embargo, la decadencia urbana no es por una sola causa, sino por la combinación de varias, incluyendo la urbanización precaria, la pobreza, la suburbanización, la anarquía y algo que he mencionado durante varios lustros: la existencia de zonas de tolerancia o zonas de exclusión.
La urbanización pobre incluye la construcción de nuevos asentamientos humanos en condiciones de precarismo, tal como sucede en muchas colonias. Empero, estoy seguro de que lo mismo se presenta en todas las localidades de la zona metropolitana de Cuernavaca, donde una de las principales características es la alta incidencia criminal. Por cierto, en todos lados predomina la exclusión de jovencitos en edad de cursar la preparatoria. ¿Por qué? Por la falta de centros de educación media superior. Sobre ello escribiré otra columna.
Tocante al surgimiento de nuevos asentamientos humanos, casi siempre se trata de colonias irregulares cuyos moradores no disponen de servicios públicos. Esa gente consigue empleos precaristas en donde puede. Si algo caracteriza a Cuernavaca es la existencia de muchísimos sectores informales posesionados del espacio público para sus actividades ilegales. El ayuntamiento capitalino hace como que regulariza y “resuelve” la problemática, pero en realidad son montajes. No pasa nada. Abunda la simulación. Y la simulación es equiparable a la corrupción. En el fondo hay un delito denominado COMISIÓN POR OMISIÓN.
Se presentan entonces más factores del decaimiento urbano: altos niveles de pobreza, elevada problemática de drogadicción y alcoholismo, criminalidad y pandillerismo. En tal contexto no es remota o extraña la complicidad entre delincuentes y policías. La clase media y media alta mantiene en Cuernavaca la percepción de inseguridad, que, luego de hechos como el acaecido la noche del domingo y toda la madrugada del lunes, provocó terror en varias colonias por el enfrentamiento de policías con sicarios. Algo sucedió, al grado de desatarse varios ataques armados con saldo de seis delincuentes abatidos, un civil asesinado quizás en el fuego cruzado y dos policías muertos en el cumplimiento de su deber. Al parecer hay un detenido. Ojalá y las autoridades de la Fiscalía lleguen al fondo de este lamentable suceso, caiga quien caiga.
Y mientras persisten los vaivenes en la incidencia delictiva, con autoridades municipales evasivas e inclinadas a culpar de sus dislates al gobierno estatal y a la CES-Morelos, las propiedades se deprecian. Se cumple el viejo dicho: “Cuando veas sangre corriendo por las calles, compra bienes inmuebles”.
Los criminales detectan la recurrente inestabilidad en la Fiscalía General de Justicia de Morelos; conocen la debilidad de mandos en la Policía Municipal de Cuernavaca, donde la titular de la corporación, Alicia Vázquez Luna, ha sido rebasada por los criminales externos y los “institucionalizados”. Los bandoleros identifican la falta de coordinación del gobierno municipal con la Comisión Estatal de Seguridad. Y para colmo de males, saben perfectamente que la participación de la Guardia Nacional y la Sedena en labores de seguridad pública es decorativa. El alcalde de Cuernavaca, José Luis Urióstegui, en una de las muchas entrevistas que concedió ayer lunes, dejó entrever que ambas instituciones federales siempre llegan tarde. Así es. Por lo regular, tras los hechos violentos, se presentan a suplir a los agentes de tránsito y/o a entorpecer las labores de peritos de la Fiscalía.
Así las cosas, Cuernavaca exhibe cada día más la degradación de su antigua cohesión social. Desde mi modesta opinión, yo diría que esa condición ya no existe, pero es indispensable para generar confianza, que es el principal ingrediente del capital social. Muchos, muchísimos cuernavacenses ya no se sienten orgullosos del lugar donde nacieron (nacimos). ¿Ve usted a los moradores de las colonias limpiando sus patios y frentes de calles? Yo no. Con el paso del tiempo, esa tendencia a la suciedad propició otros signos de decadencia: el grafiti y la proliferación de basura. TODO DESALIENTA LA CONFIANZA EMPRESARIAL Y LAS ACTIVIDADES ECONÓMICAS.
La mañana de este martes, a las 10:00 horas, se tiene prevista una reunión “de coordinación” entre autoridades municipales y la Sedena, sobre la cual estaremos atentos para comentar los detalles.