¿GENTRIFICACIÓN EN CUERNAVACA O SOLO AUMENTO DE PLUSVALÍA?
OPINIÓN
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 07 de julio de 2025
La gentrificación es un proceso urbano donde barrios tradicionalmente populares o de clase media experimentan una transformación socioeconómica por la llegada de nuevos residentes con mayor poder adquisitivo, lo que eleva los costos de vivienda y servicios, desplazando a los habitantes originales. En la Ciudad de México, colonias como Roma, Condesa, Juárez y el Centro Histórico son ejemplos claros, donde la llegada de nómadas digitales y la conversión de viviendas en alojamientos de corto plazo, como Airbnb, han disparado las rentas. Este fenómeno, que puede traer mejoras en infraestructura, también genera exclusión social, pérdida de identidad barrial y tensiones culturales, al priorizar el lucro inmobiliario sobre el derecho a la vivienda. El pasado viernes, una marcha en la colonia Condesa contra la gentrificación desató disturbios que pusieron el tema en el centro del debate. Cientos de personas se reunieron en el Foro Lindbergh del Parque México para protestar pacíficamente por el alza de rentas y el desplazamiento de residentes, pero un grupo realizó actos vandálicos, como pintas y destrozos en comercios, incluyendo un Starbucks y el Café Toscano. Las protestas incluyeron expresiones xenófobas, como “Fuera gringos”, que generaron controversia. La jefa de Gobierno, Clara Brugada, condenó la violencia y la xenofobia, subrayando que la gentrificación debe abordarse sin recurrir a la agresión. Este problema se gestó, según mi punto de vista, tras el convenio firmado en 2022 por la entonces jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, con Airbnb y la UNESCO, que promovió a la CDMX como destino para nómadas digitales. Esto disparó las rentas en zonas como Roma y Condesa, donde los precios de departamentos han alcanzado hasta 2,500 dólares mensuales, inaccesibles para la mayoría de los capitalinos, cuyo salario mínimo es de 373 dólares al mes. En 2023, Martí Batres impulsó una ley para limitar los alquileres de Airbnb a seis meses al año, buscando mitigar el impacto, pero el problema persiste. La gentrificación también ha llevado al cierre de negocios tradicionales y al aumento de costos en transporte y alimentos.
Hoy, 7 de julio de 2025, la presidenta Claudia Sheinbaum condenó la xenofobia vista en la marcha y anunció medidas para frenar la especulación inmobiliaria en colaboración con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU). Aunque no detalló un plan específico, mencionó la necesidad de actualizar regulaciones sobre bienes inmuebles en zonas gentrificadas para garantizar el acceso a vivienda digna. Sheinbaum enfatizó que México es un país abierto, pero quienes lleguen deben respetar las leyes y no contribuir a la exclusión.
Estas declaraciones responden a la presión social y a críticas por su papel en el convenio de 2022, que muchos consideran el origen del actual auge gentrificador.
El futuro de la gentrificación en la CDMX dependerá de la efectividad de estas regulaciones y de un equilibrio entre el desarrollo económico y la protección de los derechos de los residentes. Expertos sugieren políticas como rentas controladas, incentivos para vivienda asequible y una planificación urbana inclusiva. Sin embargo, la resistencia vecinal y las tensiones sociales, como las vistas en la marcha, podrían intensificarse si no se atiende la raíz del problema: la especulación inmobiliaria y la falta de vivienda accesible. La ciudad enfrenta el reto de mantener su diversidad y riqueza cultural sin convertirse en un espacio exclusivo para quienes pueden pagar sus crecientes costos.
¿SE EXPERIMENTA EN CUERNAVACA EL FENÓMENO COMO EN OTRAS CIUDADES?
En Cuernavaca, capital del bello Morelos, la gentrificación, localmente conocida como “aumento de plusvalía”, ha transformado la ciudad desde la década de 1980, impulsada por la migración de residentes de la Ciudad de México que buscan escapar de la contaminación, la inseguridad y eventos como el terremoto de 1985.
Colonias como Vista Hermosa, Reforma, y Delicias han visto un auge en desarrollos residenciales de clase media y alta, como Rancho Cortés y Tetela del Monte, donde el 85 por ciento del suelo urbano se destina a vivienda, según datos de INEGI. Este fenómeno ha incrementado significativamente los precios de las propiedades, con un aumento anual del 12 por ciento (cifra conservadora). Este fenómeno ha incrementado significativamente los precios de las propiedades, con un aumento anual del 12 por ciento en los últimos cinco años en la región de la Riviera Maya, incluyendo áreas cercanas como Puerto Morelos, lo que sugiere una tendencia similar en Cuernavaca. Sin embargo, este crecimiento económico ha presionado a la infraestructura urbana, generando carencias en servicios básicos como agua y movilidad, mientras los residentes de menores ingresos, concentrados en el centro de la ciudad, enfrentan dificultades para permanecer en sus hogares debido a los crecientes costos de vida.
El impacto social de esta gentrificación en Cuernavaca incluye el desplazamiento de comunidades de bajos ingresos hacia zonas periféricas y la fragmentación del tejido social, similar a lo observado en la Ciudad de México.
La llegada de proyectos como el Tren Maya podría exacerbar esta dinámica al mejorar la conectividad y atraer más inversión turística y residencial, incrementando la demanda de propiedades y los precios en un 15-20 por ciento en los próximos años, según proyecciones. A pesar de iniciativas como el Programa de Vivienda para el Bienestar, que busca construir 14,400 hogares en Morelos para derechohabientes y no derechohabientes, la falta de regulaciones efectivas contra la especulación inmobiliaria y la priorización de desarrollos de lujo amenazan con perpetuar la desigualdad urbana. La ciudad enfrenta el desafío de equilibrar el desarrollo económico con la preservación de su identidad cultural y la inclusión de todos sus habitantes, evitando que la “plusvalía” se traduzca en exclusión.