Obispos mexicanos rompen el silencio: “¡Viva Cristo Rey!”, contra la sangre y la impunidad en México
Ciudad de México, 16 de noviembre de 2025— “Querido Pueblo de Dios: Somos obispos que caminamos con ustedes, que escuchamos sus dolores, que compartimos sus esperanzas y que, unidos en Cristo, buscamos ser instrumentos de consuelo”, expresó Mons. Ramón Castro Castro, obispo de la Diócesis de Cuernavaca y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), al presentar el Mensaje al Pueblo de Dios de la CXIX Asamblea Plenaria.
En una conferencia de prensa celebrada en la Casa Lago de la CEM, Castro enfatizó el compromiso pastoral de los 121 obispos reunidos del 10 al 14 de noviembre: “No podemos callar ante las injusticias que azotan a nuestro país; como pastores, nos declaramos peregrinos de esperanza, recordando a nuestros mártires cristeros para profetizar un México de paz y justicia”.
Su intervención, cargada de emotividad, marcó el tono de un documento que critica la violencia, la corrupción y la impunidad, mientras invita a una conversión colectiva en vísperas del centenario de la persecución religiosa de 1926-1929.
El mensaje, titulado “Iglesia en México: Memoria y Profecía — Peregrinos de Esperanza hacia el Centenario de nuestros Mártires”, fue aprobado por unanimidad y representa la voz unificada del episcopado mexicano. A continuación, el texto íntegro del documento, tal como fue dado a conocer:
MENSAJE AL PUEBLO DE DIOS DE LA ASAMBLEA PLENARIA CXIX DE LA CONFERENCIA DEL EPISCOPADO MEXICANO
Ciudad de México, 13 de noviembre de 2025
Querido Pueblo de Dios:
Somos obispos que caminamos con ustedes, que escuchamos sus dolores, que compartimos sus esperanzas y que, unidos en Cristo, buscamos ser instrumentos de consuelo. En esta CXIX Asamblea Plenaria, hemos reflexionado sobre nuestra misión como pastores en un México herido, pero lleno de vida. Nos encontramos en el umbral del Centenario de nuestros Mártires (1926-1929), aquellos hermanos que, con su sangre, testimoniaron la fe en medio de la persecución. Su memoria no es solo un recuerdo histórico, sino una profecía viva que nos interpela hoy.
Como Iglesia en México, somos llamados a ser Peregrinos de Esperanza, caminando hacia ese jubileo con los ojos fijos en Cristo, el único Salvador.
- Memoria de los Mártires: Testigos de la Verdad. Los mártires cristeros —sacerdotes, laicos, mujeres y niños— nos enseñan que la fe no se negocia. Gritaron “¡Viva Cristo Rey!” no por fanatismo, sino por amor a Dios y al prójimo. En un tiempo de opresión estatal, prefirieron la muerte a la apostasía. Hoy, su ejemplo nos cuestiona: ¿Estamos dispuestos a dar la vida por el Evangelio en nuestras realidades cotidianas? ¿O nos hemos acomodado a un mundo que relativiza la verdad?Recordamos especialmente a figuras como el beato Miguel Agustín Pro, SJ, fusilado en 1927, o a la sierva de Dios Concepción Cabrera de Armida, fundadora del Obra de la Cruz. Sus vidas nos recuerdan que la Iglesia no es un club social, sino un cuerpo místico que sufre con el pueblo.
- Profecía en Tiempos de Crisis. La profecía no es solo denuncia, sino anuncio de la Buena Nueva. En México, enfrentamos una crisis múltiple: la violencia del crimen organizado, que ha cobrado miles de vidas; la corrupción que devora los recursos del pueblo; la pobreza que margina a millones; y una cultura de la muerte que atenta contra la vida desde la concepción hasta la muerte natural.No podemos callar ante el clamor de las víctimas. Continúan los asesinatos y las desapariciones, sangre inocente derramada en las calles, pueblos y ciudades; familias enteras son desplazadas por el terror de la delincuencia organizada; inseguridad al transitar por caminos y autopistas; extorsiones y cobro de “cuotas”. Incluso sacerdotes, religiosas, agentes de pastoral y políticos comprometidos con el bien común son amenazados y asesinados. ¿Cuántos más deben morir para que se tome en serio esta plaga? La impunidad reina: casos graves y escandalosos no se esclarecen, y se percibe una falta de voluntad política para combatir la corrupción. Familias no pueden llenar la canasta básica; jóvenes carecen de oportunidades de trabajo digno. La migración forzada separa a hermanos, y muchos son secuestrados para campos de corrupción o exterminio. Se habla de respetar las libertades, pero opiniones críticas son descalificadas y señaladas desde las más altas tribunas del poder. México no es “el país más democrático del mundo” cuando instituciones se comprometen para concentrar poder de manera arbitraria. ¿Quién reina verdaderamente en nuestras sociedades? ¿Cristo, o los ídolos del poder, el dinero, la violencia y la mentira? ¿Quién reina en nuestro corazón? ¿Las ideologías políticas y culturales o el Evangelio?
- Iglesia Peregrina: Acompañamiento y Conversión. Como pastores, sepamos que sus obispos están con ustedes. Escuchamos su clamor, compartimos su angustia, acompañamos su dolor. No estamos ajenos a sus luchas; oramos con ustedes y actuamos por la justicia. Invitamos a una conversión profunda: personal, eclesial y social. Dejemos que el Espíritu Santo nos transforme, para que seamos levadura en la masa, sal de la tierra.En esta peregrinación hacia el Centenario, proponemos un itinerario de esperanza:
- Memoria viva: Celebraciones litúrgicas, peregrinaciones y catequesis sobre los mártires en cada diócesis.
- Diálogo fraterno: Abrámonos al encuentro con todos —gobierno, sociedad civil, otras religiones— que aman a México más allá de ideologías.
- Acción concreta: Apoyo a víctimas de violencia, promoción de la paz y la reconciliación, defensa de la vida y la dignidad humana.
4 Hacia un México Nuevo. Soñamos con un México donde reine Cristo: un país de paz, donde la justicia fluya como agua y la verdad como arroyo perenne (cf. Am 5,24). Donde los pobres sean los primeros en la agenda, los migrantes bienvenidos, los jóvenes formados en valores. Donde la Iglesia sea signo de unidad en la diversidad.
- Llamado a los Laicos. Queridos laicos: Ustedes son el sujeto principal de la Iglesia. Lleven el Evangelio a las periferias, transformen la política, la economía y la cultura desde la caridad. No teman; el Señor está con ustedes.
- A las Autoridades. A los gobernantes: Les exhortamos a gobernar con rectitud, protegiendo a los vulnerables y combatiendo el mal de raíz. La verdadera autoridad se mide por el servicio al bien común.
- Bendición y Esperanza. Peregrinos de esperanza, avancemos juntos hacia el Centenario. Que María de Guadalupe, Patrona de México, nos guíe. Y que los mártires intercedan por nosotros.Con afecto paternal y esperanza pascual,Los Obispos de México
Este mensaje, que resuena con la tradición profética de la Iglesia latinoamericana, ha generado inmediata atención en círculos eclesiales y sociales.
En la conferencia, Castro Castro subrayó: “Este no es un documento abstracto; es un grito de amor por nuestro pueblo”.
Fuentes cercanas a la CEM indican que el texto busca fomentar iniciativas diocesanas concretas, como redes de oración por la paz y apoyo a familias afectadas por la violencia en regiones como Morelos, donde la diócesis de Cuernavaca enfrenta desafíos particulares. La asamblea también aprobó otros temas, como la formación sacerdotal y la sinodalidad, pero el mensaje al pueblo destaca como el eje central de la reunión.
