¿Simulación o secreto de Estado? García Delgado guarda en silencio las colonias “rojas” del robo de autos en Cuernavaca
Cuernavaca, Morelos.- En una conferencia que más pareció un ejercicio de retórica que de acción concreta, el titular de la Secretaría de Protección y Auxilio Ciudadano (Seprac), Guillermo García Delgado, soltó cifras y alertas sobre el robo de vehículos, pero se tragó el dato clave: ¿cuáles son esas 8 o 12 colonias convertidas en focos rojos para los “motochorros”? ¿O es que nombrarlas delataría la ineficacia de su estrategia, o peor aún, la inexistencia de un plan real?
García Delgado presumió la recuperación de 185 unidades de las casi 250 reportadas robadas en lo que va del año –un magro 74% que deja en el aire 65 vehículos esfumados, probablemente ya desmantelados en algún taller clandestino de Guerrero–.
Con aire de detective de telenovela, detalló el “modus operandi” de las bandas: tres sujetos en motos, una cierra el paso, otra aborda al conductor y la tercera se fuga con el botín hacia el estado vecino. Un guion tan predecible que roza lo cinematográfico, pero ¿dónde está la trampa? En las colonias “específicas” que menciona, pero que se niega a identificar. ¿Miedo a alarmar a los morelenses? ¿O pánico a que los vecinos descubran que la Seprac mapea en papel mojado, mientras los ladrones circulan impunes?
El colmo de la farsa llega con su súplica al secretario de Seguridad estatal, Miguel Ángel Urrutia: que la Guardia Nacional tape el paso en la caseta de Alpuyeca, como si los federales fueran niñeras de la policía municipal. ¿Por qué no blindar esas calles “rojas” con patrullajes locales, o al menos con nombres y apellidos para que la ciudadanía sepa dónde blindar sus candados? García Delgado, en su afán por sonar proactivo, solo logra sonar evasivo. Si el robo de motos y camionetas es una plaga que cruza fronteras estatales, ¿por qué su respuesta se queda en la frontera de la vaguedad?
Mientras el funcionario municipal juega al gato y el ratón con la información, los cuernavacenses seguimos contando llaves en lugar de autos. ¿Hasta cuándo esta opacidad disfrazada de alerta? La Seprac debe más que palabras: debe nombres, debe resultados. O al menos, una explicación convincente para no seguir pareciendo un mero simulacro de autoridad.