UN BUEN POLÍTICO MEXICANO
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Diciembre 21 de 2023
La siguiente reflexión se le atribuye a Jesús Reyes Heroles, uno de los más grandes ideólogos mexicanos (priista), nacido en Tuxpan, Veracruz, el 3 de abril de 1921 y fallecido el 19 de marzo de 1985 en Denver, Colorado (EE. UU):
“¿Cómo puedes reconocer a un buen político mexicano? Fácil. Pídele algo. Si su respuesta es ‘sí’, en realidad significa ‘tal vez’. Si te dice ‘tal vez’, significa ‘quizás no’. Y si te contesta ‘no’, entonces no es un buen político mexicano”.
Verdad o ficción, aquellas palabras de Reyes Heroles confirmaban que en realidad la inmensa mayoría de políticos mexicanos mienten de manera patológica.
Dicen que Hanna Arendt, enorme politóloga alemana, ubicaba siempre a la mentira como parte fundamental de la política, pues sin mentira no hay debate, y el debate es la esencia de la política. En México hay alguien muy compenetrado en ese pequeño “detalle” de los políticos. Me refiero a la brillante socióloga y novelista Sara Sefchovich, cuyo libro titulado “País de Mentiras” (Editorial Océano, 2009) analiza a plenitud a la mentira. Escribió lo siguiente:
“Es una actitud que no tiene signo partidista ni corriente ideológica, sino que se encuentra enraizada en la sociedad; de ahí la desconfianza y la incredulidad con que se recibe la información, sobre todo si procede del gobierno (…) México puede salvarse de la falacia y la corrupción. Yo confío en los ciudadanos que día con día mantienen la esperanza y cumplen aun cuando sepan que los engañan (…) En la vida pública, el no creer alcanza ahora dimensiones escandalosas. Como no tenemos un líder moral, la confianza no está depositada en nadie”.
Y agregó:
“¿Tenemos ganas de creer que de la noche a la mañana se puede cambiar todo? ¿Tenemos ganas de creer que un personaje va a cambiar años de mentiras y corrupción? Esa fantasía de que de la noche a la mañana todo cambia, de que puedes cambiar una parte sin cambiar el todo, que todo lo vas a seguir esperando del gobierno, eso es lo que me preocupa. Nosotros hemos creado eso. Tenemos la cultura de esperar lo inesperable”.
Licitaciones otorgadas al mejor postor, el cobro de comisiones a cambio de jugosas concesiones, la venta de información privilegiada y demás vicios aún imperantes en los negocios del gobierno, hacen que se cumpla el modelo establecido por Nicolás Maquiavelo en “El Príncipe”. Es una máxima que anhelan cristalizar quienes tienen poder o aspiran a tenerlo:
“Es indispensable disfrazar bien las cosas y ser maestro en fingimiento, pues los hombres son cándidos y tan sumisos a las necesidades del momento que, quien engañe, encontrará siempre quien se deje engañar”.
Evidente paralelismo con lo expresado por Sara Sefchovich, pero en distinta época. Y aquí yo insertaría también a Mark Twain, quien fue un popular escritor, orador y humorista estadounidense. En otra ocasión me referiré a sus obras, pero hoy sólo me concretaré a lo que declaró sobre la ficción:
“La diferencia entre la realidad y la ficción es que la realidad no necesita ser verosímil (…) ¿Por qué no debería ser la verdad más extraña que la ficción? La ficción, después de todo, tiene que tener sentido (…) A veces me pregunto si el mundo está gobernado por personas inteligentes que nos están embromando, o por imbéciles que hablan en serio (…) El mayor robo en la historia de los Estados Unidos se está llevando a cabo mientras usted lee esto”.
Así las cosas, los morelenses y los mexicanos en general tenemos material suficiente para meditar sobre épocas anteriores o actuales y las historias referentes a quienes nos han gobernado o siguen gobernando. Ni duda cabe: hubo tiempos en que experimentamos la ficción, la mentira, la demagogia, los engaños cotidianos, las promesas (incumplidas), los montajes escénicos, las acciones y omisiones, el tráfico de influencias, la construcción de cábalas impenetrables de cuates que se enriquecieron al amparo oficial, etcétera.
Y ahí vienen de nuevo.