ULISES BRAVO: DISRUPTIVO
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Miércoles 9 de agosto de 2023
Hace casi un año escribí una columna en torno a ciertos personajes de la vida pública morelense, aplicándoles el adjetivo disruptivo. Esta palabra se emplea para indicar una ruptura brusca. Hace referencia a algo que ocasiona un cambio determinante. La palabra disrupción es de origen francés “disruptif” y del inglés “disruptive”.
El 12 de septiembre de 2022 analicé la elección de Consejeros Estatales y nuevos dirigentes del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en Morelos. Transcribo este párrafo:
“Ulises Bravo Molina, hermano del gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo, demostró ser un actor político disruptivo, quiérase o no aceptar. Y quienes menos deben lamentarse por ello son los otrora ‘propietarios’ de Morena, beneficiados durante lustros, primero como militantes del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y luego mediante el partido fundado el 2 de octubre de 2011 por Andrés Manuel López Obrador, hoy presidente de la República”.
Ni duda cabe que la disrupción de Ulises Bravo Molina exhibió a los “jefazos” de Morena en Morelos como simuladores y, desde luego, corruptos, pues para nadie es un secreto la forma en que se han valido de cargos públicos para consolidar sus patrimonios y el de sus hijos. Al estar situados sobre una zona de confort, no vieron llegar la disrupción. Nunca vieron cuando Bravo Molina se les metió como lo haría su hermano con las defensas durante justas futbolísticas internacionales.
¿Qué es la disrupción y los comportamientos disruptivos, de lo cual ya hay algunos ejemplos importantes en la vida pública nacional, estatal y municipal?
En ocasiones, los seres humanos poseemos comportamientos disruptivos, y surgen como una forma de liberación de los impulsos agresivos con la finalidad de obtener un alivio en las tensiones y para calmar las ansiedades.
En el sector fabril la innovación disruptiva se caracteriza por generar un cambio drástico pudiendo ocasionar la desaparición de ciertos productos o servicios del mercado. Dicha expresión fue ideada por Clayton Christensen, catedrático de la escuela de negocios de Harvard.
Pero, como lo indiqué líneas antes, también la política es un ámbito donde surgen los disruptivos, lo cual es un auténtico desafío para los partidos. Es un fenómeno singular que depende del perfil y del entorno. El ejemplo extremo ocurrió en 2015 en la elección de gobernador en Nuevo León. Un aspirante con antecedentes muy convencionales, pero que en el escenario de la elección se presentara como el impúdico verdugo de los gobernantes corruptos, el cual sin partido o como candidato independiente, pudo romper con la inercia histórica bipartidista. El Bronco ganó con una significativa ventaja ante buenos candidatos del PRI y del PAN. Algo semejante sucedería seis años después con Samuel García, quien desplazó a las dignas opciones del PAN, PRI y de Morena.
Hoy veo en el caso de Xóchitl Gálvez otro ejemplo de disrupción.
El 17 de diciembre de 2021, en el diario Milenio, Federico Berrueto escribió lo siguiente en torno a los candidatos disruptivos:
“A los partidos se les complica pensarse fuera de los términos tradicionales de la política (…) Lo relevante de un candidato disruptivo que llega a conectar con el electorado es que trasciende el umbral electoral de los partidos y puede lograr triunfos arrolladores. El éxito está en la sorpresa de un candidato que simbolice lo que los electores quisieran a partir del desprestigio de los partidos y de los políticos convencionales. Los nuevos términos de la comunicación y la irrupción de lo digital explican este acontecer”.
Quiérase o no aceptar, esto también sucedió con el ya mencionado Cuauhtémoc Blanco Bravo en 2018, cuando se levantó con la victoria gracias a la coalición Juntos Haremos Historia. Haiga sido como haiga sido, ahí está, en Palacio de Gobierno. Y su hermano Ulises sigue sus huellas con la luz verde emanada desde el Palacio Nacional y el Comité Ejecutivo Nacional de Morena. Por algo fue nombrado delegado del CEN morenista, en funciones de presidente del Comité Ejecutivo Estatal en nuestro estado. Pésele a quien le pese y quiérase o no aceptar.