COMO EN EL BOXEO: PURAS FINTAS
CINTARAZOS
Por Guillermo Cinta Flores
Lunes 03 de febrero de 2025
En el boxeo, si los contrincantes se la pasan haciendo fintas durante varios rounds sin golpearse, disgustan y aburren al respetable público. Así percibo la relación del nuevo gobierno de Donald Trump con el de Claudia Sheinbaum en México. Ambos se la han pasado en forcejeos, basados en fintas. Por ejemplo, en el caso de la amenaza de aranceles por parte de EUA hacia México, todo quedó en pura alharaca (de Trump), según inferimos tras el acuerdo de este lunes alcanzado mediante una simple llamada telefónica entre Trump y Sheinbaum. ¿Qué necesidad hubo de llegar a la tensión previa?
La metáfora del boxeo es pertinente para describir la dinámica actual entre México y Estados Unidos en cuanto a la política de aranceles. Los movimientos estratégicos y las amenazas, como las fintas en el boxeo, pueden generar tensión y desinterés si no culminan en acciones concretas o en un avance significativo. En el caso específico de los aranceles que Donald Trump amenazó con imponer a México, se ha observado una serie de maniobras que, hasta la conversación telefónica de hoy, parecían más bien una táctica de negociación que una acción inminente.
La tensión previa a la llamada entre Trump y Sheinbaum puede entenderse como una estrategia de negociación, donde ambas partes intentan posicionarse de la mejor manera posible antes de llegar a un acuerdo. Trump ha utilizado históricamente la amenaza de aranceles como una herramienta para presionar a otros países a negociar en términos más favorables para Estados Unidos. Sin embargo, esta estrategia también puede ser vista como contraproducente, ya que genera incertidumbre económica y política, lo que a su vez puede afectar la confianza en los líderes de ambos países. La necesidad de llegar a este punto de tensión podría haberse evitado si desde un inicio se priorizan el diálogo y la negociación constructiva.
El diálogo y la negociación son fundamentales en las relaciones internacionales, especialmente entre países con una interdependencia económica tan marcada como México y Estados Unidos. La amenaza de aranceles, al final, parece haber servido solo para forzar una conversación que debería haber sido la norma desde el inicio. La administración de Sheinbaum ha mostrado una postura de diálogo y cooperación, buscando soluciones conjuntas en temas como la migración y el narcotráfico, pero la amenaza de aranceles ha puesto a prueba la capacidad de ambos gobiernos para manejar estas relaciones de manera efectiva y sin confrontaciones innecesarias.
Esta situación también refleja una realidad política donde los gestos de fuerza pueden ser parte de la política interna de cada país. Para Trump, la amenaza de aranceles puede haber sido una forma de apelar a su base electoral, mostrando firmeza en negociaciones internacionales. Para Sheinbaum, responder con firmeza y proponer un “Plan B” fue una manera de asegurar que México no sería visto como débil, manteniendo la soberanía nacional en el centro de la discusión. Sin embargo, estas fintas diplomáticas, aunque efectivas en ciertos contextos, pueden llevar a un desgaste en la confianza mutua que es esencial para relaciones bilaterales fructíferas a largo plazo.
En conclusión, aunque la tensión previa a la llamada telefónica podría haber sido evitada con un enfoque más directo al diálogo, es evidente que estas dinámicas de negociación reflejan complejidades políticas y económicas que van más allá de la simple imposición de aranceles. El acuerdo alcanzado hoy muestra que, a pesar de las fintas iniciales, el camino hacia soluciones mutuamente beneficiosas debe basarse en la comunicación y el respeto mutuo. La clave está en entender que la relación entre México y Estados Unidos no puede ser un juego de ajedrez donde cada movimiento es una amenaza, sino una cooperación continua donde el diálogo sea el principal protagonista.